• Seguimos en los 100 euros por hijo y sólo para madres trabajadoras.
  • Es decir, tres y hasta seis veces menos que en los países de nuestro entorno.
  • Pero Soraya ni se inmuta: "Apoyo claro a la familia", jo, jo jo.
  • Reglamento IRPF: menos impuestos que ahora, más impuestos que cuando el PP llegó al poder.
  • Enjuiciamiento criminal: justicia más rápida, aunque sea a la fuerza: no está mal.
  • Castilla la Mancha: bien por el TC.
  • Reforma de Seguros: Lo mismo que la banca: no nos gusta lo pequeño. Más grande, más alto... más débil.
  • Etarras. Soraya da en la diana: un magistrado enfrentado con el de la sala de al lado.

Consejo de Ministros del viernes 5 de diciembre. En un momento más que delicado para el Gobierno, con un Mariano Rajoy que vive pendiente de su posible imputación por el 'caso Bárcenas', la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aparece escoltada por los ministros Cristóbal Montoro y Rafael Catalá, el nuevo titular de Justicia (todos en la imagen). Existe una profunda diversidad entre ambos. Montoro habla para sus adentros, más o menos para su alma y según sus particulares sensaciones. El caso de Catalá es muy distinto: no habla para su alma, habla para su camisa. Pero Soraya suple ambas carencias con una extraordinaria y bien modulada voz, una voz grande y clara, salida de un cuerpo mediano.

La presencia de Montoro era fundamental porque se trataba de explicarnos el Reglamento de la reforma del IRPF -o sea, lo importante-, además de presentarlo como un muy serio avance en política social (ya saben, el último cuarto de legislatura el PP se ha vuelto de lo más social).

Montoro, bueno es él, nos detalla el fajón de impuestos en general. Ciertamente, baja el IRPF, pero no tanto como lo que subió el mismo Gobierno un 1 de enero de 2012, tres años tras.

Y es social, porque "aumenta" las ayudas a la familia. Con esa serenidad que el hado le ha proporcionado para mentir sin despeinarse, Soraya explica que se trata de "un apoyo claro a la familia".

Montoro, menos cínico y más técnico, le da vueltas una y otra vez a las ventajas de las nuevas ayudas. Por ejemplo, se pueden recibir hasta con un año de anticipación. Por ejemplo, afecta no sólo a las prestaciones por hijo, sino también por discapacitado a cargo, tanto ascendientes o descendientes, que por sí mismos, con otro hermano, ya se convierten en familia numerosa.

Y todo está muy bien, que conste, pero siguen siendo 100 puñeteros euros mensuales por niño. Y si no trabajan, ni un real. Porque claro, estamos hablando de desgravaciones más que de subvenciones, que es lo que deberían ser. Y para desgravar, primero hay que ingresar.

100 euros al mes por hijo es menos de la tercera parte que en Alemania -además de otras ventajas y de una ayuda que dura hasta la mayoría de edad-, la sexta parte que en Francia y la séptima que en Irlanda. Es un pitorrreo. Y además, no es prestación pública sino desgravación privada.

El PP se vuelve a burlar de la familia con una racanería que presenta como un dechado de generosidad. Un camelo. Y luego se extrañan de que la natalidad esté por los suelos y de que España vaya desapareciendo por consunción.

El Consejo ha dado para más. Por ejemplo, salió a escena Rafael Catalá, ministro de Justicia, quien se ha librado de la reforma del aborto (la no-reforma) y ahora se dedica a presentar el anteproyecto de Reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. No tiene mala pinta. Podemos hablar de una justicia más rápida… a la fuerza. Para los casos simples seis meses, para los complicados, 18. No hay más medios para aplicar la nueva norma por lo que debemos suponer que el ministro considera que los jueces son un poco vagos. Creo que tiene razón.  

Un procedimiento de decomiso autónomo, que, en pocas palabras, significa facilitar la recuperación de lo robado que aún obre en poder del ladrón. Para ser más exactos, el Ejecutivo lo vende como hacer que el corrupto devuelva el fruto de su maloliente corrupción.

¡Ah!, y la generalización de la segunda instancia penal. Pero qué garantistas somos. Y a veces ¡qué idiotas!

En definitiva, una ley que apunta bien y que probablemente se topará con el sabotaje de jueces y fiscales. No lo olviden, los primeros saboteadores de la ley son los profesionales de la jurisprudencia.

Por cierto, que cuando a Soraya le preguntan por la liberación de los etarras, entre otros el conocido Santi Potros, a cargo de la Audiencia Nacional, la vicepresidenta tiene uno de esos momentos buscados de brillantez. En efecto, se aleja del lugar común sobre el respeto a las decisiones judiciales y recuerda que cuando una sección de la misma sala de la misma Audiencia dice lo contrario que otra sección de la misma sala de la misma Audiencia, es que algo falla… por mucho respeto que debamos sentir por las decisiones judiciales. Es decir, ¿qué currículo se exige para ser magistrado de la Audiencia Nacional

Más. Reforma de la Constitución, otro acierto de Soraya, que lo de estadista no le va mucho pero en la pelea bronca, en el navajazo a navajazo, es una líder. En efecto, le recuerda al bisoño de Pedrito Sánchez lo siguiente:

1. No sabe distinguir entre un Estado autonómico y un Estado federal. Entre otras cosas, porque es lo mismo. Es más, vivimos en uno de los estados más descentralizados del mundo.

2. Quiere cambiar la Constitución pero no dice hacia dónde.

3. La reciente reforma constitucional, pactada entre Zapatero y Rajoy… es lo único que rechaza Sánchez.

Y es como estadista Soraya no vale mucho, pero le sacas a la calle con una navaja -quien dice a la calle dice al Congreso o al Senado- y no deja adversario herido: todos mueren.

Baja un poco el ritmo cuando no es capaz de alabar a su adversaria, Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, quien ha conseguido una gran victoria jurídica al avalar los tribunales su reducción de cargos electos, que los socialistas consideran un atentado contra la democracia. Figúrense que muchos van a perder el cargo y el sueldo. Los periodistas preguntan si cree que la ciudadanía está contenta: la ciudadanía está feliz si reduces el número de políticos. Pero Soraya es incapaz de alabar a su competidora.

Otra reforma, la de seguros, procedente del Ministerio de Luis de Guindos, quien no quiso aparecer por allí, o bien porque cuatro no caben en la mesa de la sala de prensa de Moncloa o quizá para que no le preguntaran sobre la amistad entre el secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, y el pequeño Nicolás.

Se trata del proyecto de ley sobre solvencia en el  sector asegurador. Lo que se conocía como como Basilea II del Seguro. Nada nuevo bajo el sol. Los seguros, como los bancos: más recursos propios, más grandes, más altos… más débiles. Odio a lo pequeño y amor por lo sistémico: es decir aquello que cuando se cae lo tenemos que salvar entre todos a beneficio de unas pocos.

¿Estamos abocados a fusiones entre aseguradoras Sí, pero estamos en lo mismo: lo malo es que lo pequeño funciona mejor que lo grande aunque el pequeño pierda porque el legislador se alíe con los grandes para fastidiar  a lo pequeño. En este caso a las pequeñas aseguradoras pero, en general, todo lo pequeño.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com