• Era el único avance provida de la reforma Gallardón. Y es que los débiles, cuando menos molestan es cuando están muertos.
  • Abdicación real: la Infanta Leonor ya es más importante que el Rey Juan Carlos I.
  • El nuevo orden de prelación: primero los Reyes, luego los descendientes directos, luego los ascendientes.
  • Esto sí, a Juan Carlos I y a SM la Reina Sofía se les seguirá llamando Majestades.
  • Sólo que podrán ir a la cárcel. El Rey, no por el pasado, la Reina por el pasado, el presente y el futuro… hasta que no estén aforados.
  • Soraya lo tiene claro: si no se han preocupado de blindar al Rey como en 35 años, ahora que no pidan prisas.
  • Mientras, lo de Cataluña no quedará así: esto se hincha. Decididamente, Rajoy se ha convencido de que Artur Mas ha enloquecido.
  • Lo más importante, peligra el pacto Madrid-Barcelona para antes del 11 de septiembre y Mas no va a al psiquiatra.

Consejo de Ministros del viernes 13 de junio. La ministra Ana Pastor debería ser la estrella de la sesión, que no en vano presenta la privatización de AENA y el inicio de la liberalización de RENFE (corredor AVE Madrid-Levante) pero no, porque vivimos tiempos de interregno y de separatismo… mayormente catalán.

Y entre col y col, lechuga. Porque el asunto más importante que trató la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (en la imagen), durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, no fue ni la abdicación real ni ninguna cuestión económica o el separatismo catalán. No, fue sobre la reforma del aborto del hombre sincero, Alberto Ruiz-Gallardón, la reforma eternamente inacabada. Y a preguntas de un periodista, claro está, sino de qué.

En plata, Soraya, con el lenguaje forense que le caracteriza, vino a reconocer que habrá cambios, marcha atrás, en el único avance a favor de la vida de la reforma Gallardón: el aborto eugenésico, es decir, cargarse a los disminuidos psíquicos antes de que nazcan que, si les dejas nacer, cuidarles precisa muchos esfuerzos.

Insisto, el único avance provida de la reforma Gallardón, se queda en nada. Porque, de repente, al Gobierno le han entrado las prisas por atender los informes de los fiscales o de los jueces, que consideran, peritos judiciales como son, que los débiles como mejor están es muertos.    

Vamos con la monarquía. Que dice Soraya, y no le falta razón, que si durante 35 años largos de monarquía a nadie se le ocurrió aforar a un rey abdicado, así como a la Familia Real, que ahora no le metan prisas. El Rey no tiene que responder por su inviolable pasado pero sí por su presente y por su futuro. Pero lo de la Reina resulta mucho más peligroso.

En cualquier caso, no se apuren, tampoco estaba aforada la Princesa de Asturias y miren lo bien que se ha escondido su pasado.

Otrosí: la Infanta Leonor, que pasará a ser Alteza real y princesa de Asturias, tiene preferencia sobre su abuelos, a los todavía Reyes de España. Es más importante.

Cataluña, cómo no. Primero como lo de Artur Mas ya es demencial; en Moncloa preocupa que no se pueda cumplir el acuerdo para "después del 25 de mayo y para antes del 11 de septiembre". Mas se ha convertido en un actor que se ha creído su personaje hasta identificarse con él.

A la vicepresidenta ya le sacó de quicio que durante el acto conjunto que Expansión organizara en Barcelona, mientras ella hablaba de unidad el graciosillo de Mas le respondiera con un "sí, pero unidad dentro de Europa". Ya saben, los vascos pasan de Madrid con el Bilbao-Bruselas y los catalanes con el Barcelona-Bruselas. Es lo que se llama boina globalizada y un pelín hortera.

Y ahora las balanzas fiscales, otro instrumento con tantas premisas como conclusiones. Tiene razón la vice: depende de dónde partas te saldrá una balanza fiscal que diga una cosa y otra que concluya lo contrario.

Y de paso, Soraya le ha recordado a Mas que el Estado ya ha pagado 40.000 millones de euros a Cataluña para que pueda afrontar sus cuentas públicas. Vamos, que lo que le ha venido a recordar es que no es España quien roba a Cataluña sino al revés.

No, este no parece el lenguaje del amor y la confraternización.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com