Las elecciones austriacas habían colocado al país en una posición muy complicada. Con la población en contra del ingreso de Turquía en la UE, era muy difícil concurrir con un mensaje diferente si no se querían asumir consecuencias políticas. Una vez superados los comicios, sin embargo, los gobernantes tendrían más margen de maniobra. Y así ha sido. El divorcio entre la ciudadanía y sus representantes...

Lo que es menos conocido es que la norteamericana Condolezza Rice descolgó el teléfono para presionar a las autoridades austriacas a que levantaran los obstáculos que impedían la entrada de Turquía en la UE. Ya saben, Turquía es un aliado estratégico de EEUU y la estrategia ha sido integrarla en el mundo occidental para evidenciar al mundo islámico que la fe de Mahoma no es incompatible con las instituciones y que Europa no es un club cristiano.

A cambio de la cesión austriaca, Viena ha logrado una mejor definición de las fronteras de la UE que incluyan a la amiga Croacia y un mejor reparto de los costes de la ampliación de manera que el peso se distribuya de manera más equitativa.