No vamos a decir que la Administración de justicia sea un cachondeo, porque si la memoria no nos falla, esa afirmación casi le cuesta un disgusto al alcalde Jerez, Pedro Pacheco, un disgusto con la justicia. Por eso, sólo lo vamos a pensar, nos consolaremos con la maldición gitana. Tengas juicios y los ganes.

Que el fiscal General del Estado, es decir el Fiscal del Gobierno, Cándido Conde-Pumpido, pretenda encausar a quienes chillaron a José Bono, en la misma manifestación en la que se detuvo a dos militantes del Partido Popular, es una anécdota más. A fin de cuentas, el ministro de Defensa, José Bono, pasará a la historia por ser el político español que más partido le ha sabido sacar a un empujón (que no deja de ser, no lo olvidemos, una expresión de violencia intolerable). Conde-Pumpido no ha conseguido, a pesar de sus ímprobos esfuerzos, ilegalizar el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV). Conde-Pumpido es el jurista más alabado por El País, el que mantiene un pacto no escrito con Pedro José Ramírez, director de El Mundo y el que se niega a ejercer su cometido con el hombre más rico de España, Emilio Botín, en el vergonzoso caso de las cesiones de crédito. Antes del verano se espera terminar con los interminables trámites y remisión del sumario a las partes. Se supone que para finales de año comenzará el juicio. Pues bien, el PSOE ya ha retirado del caso al Abogado del Estado, a pesar de que la gran perjudicada por las cesiones de crédito del SCH es la Hacienda Pública, y Conde-Pumpido mantiene un estruendoso silencio. No será el Gobierno Zapatero quien se lo ponga difícil a la primera fortuna de España. El actual fiscal General del Estado está haciendo bueno a su antecesor en el cargo, Jesús Cardenal, quien a su lado semeja un prodigio de imparcialidad.