Tal y como informamos en nuestra edición del 6 de junio, el Tribunal Supremo aceptó el pasado 2 de junio una querella contra el Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido, por presunto delito de prevaricación al no haber instado la disolución del PCTV a pesar de la abundancia de indicios que ponen de manifiesto su vinculación con la ilegalizada Batasuna (ver noticia).

Pues bien, ni corto ni perezoso, Conde Pumpido ha decidido relevar al Fiscal de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Eduardo Torres-Dulce, por carecer de su confianza. Vamos que al Fiscal General no le gusta ser fiscalizado y ha optado por revelar al crítico. Suponemos que forma parte del reajuste ideológico de la Fiscalía del que informó sin vergüenza alguna el propio Conde Pumpido ante el Congreso de los Diputados. La Justicia se ha quitado la venda.