El judicial es el único poder que Zapatero no ha conseguido controlar. La amistad entre Pumpido y Pedro J. Ramírez preocupa a Fernández de la Vega. Conde-Pumpido, ha sido el fiscal más dócil al gobierno y a los poderes económicos, en especial a Emilio Botín de toda la democracia. Margarita Robles siempre ha sido partidaria del diálogo con ETA

Ni Adolfo Suárez, ni Leopoldo Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni José María Aznar consiguieron el control sobre las distintas instancias de poder que ha conseguido el novato Rodríguez Zapatero, ni de lejos. Con la televisión digital ha conseguido que los medios de información críticos con el PSOE se reduzcan a un par de emisoras de radio, un periódico y la prensa electrónica de Internet. Lo que es la televisión, puede decirse que come en su mano. Las cesiones a los nacionalistas también le han servido para aislar al Partido Popular y sin tener mayoría absoluta, disponer en la práctica una mayoría más que absoluta irresistible. Además Zapatero ha conseguido un control total sobre los órganos reguladores en materia económica, cada día más importantes en todo Occidente, precisamente esta semana cierra su periplo conquistador con la toma del Banco de España.

Sin embargo a Zapatero se le resiste el Poder Judicial. Se le resiste hasta tal punto que su gran proyecto político el llamado proceso de paz en Euskadi ha sido puesto en entredicho no por la oposición de PP sino por un juez que se ha creído aquello de la independencia de los Tribunales. El regreso a la Audiencia Nacional de Baltasar Garzón, a quien Marlaska sustituía, ha tranquilizado a la Moncloa. Es sabido que los rebeldes estilo Garzón son siempre muy susceptibles a los argumentos de Estado. En el presente caso, a la necesidad de no molestar demasiado a Batasuna.

Ahora bien, el máximo órgano de Gobierno de los Jueces, el Consejo General del Poder Judicial aún está en manos del enemigo, ahora toca renovar y en especial el objetivo es el presidente que lo es también del Tribunal Supremo, Francisco Hernando. Considerando que Maria Emilia Casas, presidenta del TCE es filo-socialista, está claro cuál es la instancia que queda por conquistar. Por si faltaba algo, recuerden la obsesión que tiene el actual ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar contra el presidente del CGPJ.

Pero para suceder a Francisco Hernando existen varios candidatos en el seno de la familia socialista. Por lo menos tres, a saber: el actual fiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido, el ex ministro de Justicia Francisco Ledesma y la ex secretaria de Estado de Interior Margarita Robles.

Margarita Robles fue secretaria de Interior con Don Alberto Belloch, actual alcalde de Zaragoza. Precisamente en aquel superministerio donde Teresa Fernández de la Vega ocupaba la secretaria de Estado de Justicia y que representó el gran engaño de Felipe González a Baltasar Garzón, a quien convención para incorporarse a las listas electorales del PSOE, nada menos que como número dos por la lista de Madrid, para luego dejarle tirado en el Congreso leyendo novelas, hasta que Don Baltasar decidió regresar a la judicatura.

Pues bien Margarita Robles siempre se ha mostrado especialmente proclive al diálogo con ETA, y a la comprensión al mundo abertzale radical. En este momento resultaría una candidata idónea para los intereses de Zapatero.

Fernando Ledesma fue ministro de Justicia con Felipe González. Un hombre cuyo aspecto moderado hizo que Felipe González le utilizara para introducir el aborto en España, en 1985. Su principal mentora para el cargo es la precitada María Teresa Fernández de la Vega que comenzara con Ledesma su carrera política. Y es que la vicepresidenta primera no se fía del candidato en principio con más probabilidades, que no es otro que el actual fiscal general del Gobierno, Cándido Conde-Pumpido, el fiscal más dócil al Gobierno y a los poderes económicos, en especial a Emilio Botín, de toda la democracia.

Pero hay un punto que a la poderosa Fernández de la Vega le disgusta de don Cándido : su amistad con el director de El Mundo. Pocos sujetos en España, podríamos reducirlo a Florentino Pérez y Conde-Pumpido, han conseguido el aplauso de El País y El Mundo, del PSOE y del PP. Don Cándido es uno de ellos. Aquí navegamos en distinciones sutiles, porque en defensa de Zapatero, Conde-Pumpido se ha convertido en el gran denostador de Mariano Rajoy nunca un fiscal general del Estado se había atrevido a despotricar en público contra el líder de la oposición- al tiempo que apoyaba las iniciativas de Pedro J. Ramírez. Dos detalles: Conde-Pumpido ha hecho todo lo posible por reavivar el caso Alierta, una operación de acoso y derribo del director de El Mundo contra el Presidente de Telefónica, operación personal e intransferible de Ramírez y al mismo tiempo, Don Cándido se ha mostrado escasamente beligerante en defensa de la autoría, exclusivamente islámica del 11-M, otra de las tesis de El Mundo.

Es más, dentro de la matemática del actual CGPJ no hay que olvidar la figura del vocal Adolfo Prego, nombrado a instancias del Partido Popular pero que se entiende a las mil maravillas con el director de El Mundo, una de cuyas principales colaboradoras es Victoria Prego, hermana de Don Adolfo. Así que, en principio, a José Luis Rodríguez Zapatero le haría mucha ilusión que Cándido Conde-Pumpido se convirtiera en Presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo. Socialista hasta el sectarismo y con buenos lazos con el portavoz mediático del Partido Popular, el diario El mundo. No olvidemos que el periodista más halagado por Zapatero no es Juan Luis Cebrián. A Doña Teresa no le gusta, le parece una amistad peligrosa.