Comparado con la independencia de las colonias españolas, el final del Imperio inglés data de anteayer. En concreto, la joya de la Corona del Imperio británico, la India, se independizó en 1948-49, y con ella Paquistán y Bangladesh. Sin embargo, ninguna reunión de la Commonwealth se desarrolla en los mismos términos, de elegante o no tan elegante- recriminación hacia la antigua metrópoli, como ocurre en las cumbres iberoamericanas. El líder uruguayo, organizador de la próxima cumbre 2006, que se celebrará en Montevideo, Tabaré Vázquez, no ha sido una excepción. Según él, la comunidad hispana no nació precisamente de un acto de amor. La cosa no llegó a más, porque ante todo hay que guardar las formas, e incluso tuvo la indulgencia de pedir que se mirara al futuro, sin olvidar el pasado, claro está, pero el mensaje había quedado claro.

Tabaré es otro de los líderes hispanoamericanos que pretende resucitar la vieja izquierda marxista por la vía del indigenismo. Por ello, no ha dudado en recuperar la leyenda negra, precisamente de los dos únicos procesos colonizadores que han practicado el mestizaje, en lugar de la exclusión: las colonizaciones española  portuguesa, es decir, la colonización de la actual comunidad iberoamericana.

Naturalmente, Tabaré no puede permitir que la gran obra de España en el mundo, la evangelización de América, no quedara en entredicho. En cualquier caso, su mensaje contaba con el apoyo del Gobierno Zapatero, el primer empeñado en fomentar la leyenda negra de España.

La otra gran conclusión de la Cumbre es la puesta en marcha de la Secretaría general de la Comunidad Iberoamericana, a cuyo frente se ha colocado a Enrique Iglesias, el hombre del Banco Interamericano de Desarrollo. Es el proceso lógico, dado que una reunión anual no es nada si no se convierte en una institución permanente. Sólo que la famosa Secretaría ha sido creada no menos de cinco veces, y en ningún caso ha resultado operativa. Eso sí, Iglesias es un personaje más conocido que los anteriores secretarios generales, aunque en la misma línea indigenista que Tabaré.

Al final, queda el fantasma de Castro. El dictador cubano no se atrevió a venir a Salamanca, no fuera a ser que algún juez se atreviera a meterle en la cárcel. La oposición cubana ultima una demanda contra Castro. Si viene a nuestro país, probablemente Castro podría ser el primer dictador en activo en ser detenido, en seguimiento de la política de la extraterritorialidad y el alcance universal de la justicia cuando se trata de derechos humanos. Hasta ahora, los detenidos han sido tiranos jubilados.