El obispo de Kirkuk denuncia la violencia que sufren las comunidades cristianas del país. El domingo siete iglesias iraquíes fueron atacadas y fallecieron tres personas.

Madrid, 2 febrero 2006.- La comunidad cristiana en Irak se está convirtiendo en una Iglesia de mártires según el obispo de Kirkuk, monseñor Louis Sako. Los atentados contra los fieles que participaban en la misa del pasado domingo en seis iglesias de Bagdad y una de Kirkuk han provocado, al menos, tres fallecidos y una veintena de heridos de diversa consideración. Monseñor Sako, en declaraciones a Ayuda a la Iglesia Necesitada ha destacado el sorprendente valor de católicos, ortodoxos y protestantes que no van a permitir que se les expulse de Irak con agresiones y actos violentos.

El pasado 29 de enero, siete iglesias del país sufrieron una serie de ataques coordinados cuando comenzaba la celebración dominical. Entre las víctimas mortales se encontraba un adolescente de 14 años, Fadi Raad Elias, que perdió la vida en el atentado contra la iglesia católica de la Virgen María, en el norte de Kirkuk.

Monseñor Sako, que presidió el funeral por Fadi Raad, ha subrayado cómo la gente acudió en masa a la catedral de Kirkuk para demostrar que ahora están más comprometidos con el Cristianismo que nunca, y ha añadido que para sus fieles fue un gran consuelo comprobar que muchos musulmanes habían asistido al funeral, incluso mujeres musulmanas, algo que, según ha asegurado, es muy poco habitual. Además, en sus declaraciones ha indicado que gracias a la colaboración de Ayuda a la Iglesia Necesitada la familia de la víctima ha podido sufragar los gastos ocasionados por la muerte del joven. Estaban muy agradecidos. Para ellos, fue un importante gesto de solidaridad, porque demuestra que no están solos, según el obispo de Kirkuk.

El Patriarca se libró por un control policial

El Patriarca de Bagdad para los Caldeos, Su Beatitud Emmanuel III Delly, no se convirtió también víctima de los atentados gracias a unos controles de seguridad que retrasaron unos minutos su llegada a la iglesia católica de Santa María, en el barrio de Al Bonook. Tan sólo en la capital, Bagdad, resultaron heridas más de una docena de personas a causa de las explosiones registradas en cuatro iglesias. Otra bomba hizo explosión cerca de la Nunciatura Apostólica en Al Wiya (Bagdad).

Tanto en Kirkuk -donde se atentó contra dos iglesias- como en Bagdad, las cargas explosivas iban dirigidas contra cristianos, caldeos, sirio-ortodoxos, latinos, asirios orientales y protestantes adventistas. Tras condenar los atentados, Marie-Ange Siebrecht, jefa de la Sección de Oriente Próximo de Ayuda a la Iglesia Necesitada ha confirmado que constantemente nos llegan noticias de la crisis iraquí y, sin embargo, el mundo no es en absoluto consciente del sufrimiento que padecen los cristianos en un país que ha sido su hogar durante miles de años. Es preciso difundir entre las Iglesias hermanas europeas y en todo el mundo este mensaje: debemos unirnos a nuestros hermanos y hermanas iraquíes, que están experimentando tanto dolor en estos momentos y necesitan nuestras oraciones y nuestro apoyo, del tipo que sea.

Los atentados del pasado domingo presentaron numerosas similitudes con los perpetrados en agosto de 2004 contra iglesias de Bagdad y Mosul. En aquella ocasión fallecieron 15 personas.