No he oído hablar mucho de esto en el Sínodo pero ahí va. Me lo envía un grupo argentino sin opinión alguna. Son simplemente las normas canónicas sobre la comunión, muy bien explicadas.

Y observen que esta cuestión aparentemente formal, nos lleva a la esencia del asombro eucarístico. Es muy sencillo: son normas que surgen por sí solas y que demuestran que hay dos tipos de fieles -o de infieles- frente a la Eucaristía: los que creen que el pan y el vino consagrados son el mismo Dios y los que no. Lo demás viene por añadidura.

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