Juan Pablo II dijo en su Homilía del Domingo de Misericordia del 2001, "un simple acto de abandono es suficiente para superar las barreras de la oscuridad y del dolor, de la duda y la desesperación.

 

Los rayos de Tu Divina Misericordia restauran la esperanza sobre aquellos abrumados por el peso del pecado".

Preparémonos durante esta Cuaresma para la gran fiesta de la Divina Misericordia, el Domingo 11 de abril, la octava de Pascua, no sólo para penetrar y experimentar este misterio insondable de Nuestro Dios sino también para implorar un desbordamiento de Su Misericordia sobre nuestras familias y sobre nuestro país (por la protección de nuestras familias, por la defensa de la vida, por todos aquellos que no tienen trabajo, por todos los sacerdotes, por nuestros líderes civiles y por la paz en el mundo).

Durante 40 días estaremos reflexionando sobre el mayor atributo de Nuestro Dios, su Divina Misericordia.

En la página www.familyland.mx habrá una meditación diaria con segmentos de la encíclica del Papa Juan Pablo II, "Rico en Misericordia" y del Diario de Santa Faustina. Incluye también las oraciones de la Novena a la Divina Misericordia que el Señor le dio a Santa Faustina para rezar desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Misericordia.

El Papa Juan Pablo II a menudo habló  del gran poder de la Divina Misericordia. En el año Jubilar 2000 declaró  oficialmente el Segundo Domingo de Pascua (la octava de la fiesta de Pascua) como el Domingo de la Divina Misericordia o la Fiesta de la Divina Misericordia.