• Según cálculos del Ministerio de Industria, entre fotovoltaica, termosolar y eólica ya hemos pagado 32.657 millones de euros entre 1998 y 2013.
  • Y todavía queda por desembolsar 115.087 millones de euros.
  • La fotovoltaica se llevará 64.234 millones, la termosolar 31.553 millones y la eólica 19.300 millones.
  • La gran batalla jurídica se da entre la jurisprudencia del TS (la rentabilidad razonable) y lo que exigen los bancos y fondos que financiaron la energía verde, toda una aportación ecologista de Zapatero.

La orden ministerial que establece la remuneración a las renovables está a punto de salir. De hecho, este viernes, El Economista ha publicado las cifras que maneja el Ministerio de Industria y que ha enviado al Consejo de Estado. El departamento que dirige José Manuel Soria (en la imagen) cifra la totalidad de las primas a la energía verde en 200.000 millones de euros, de los que ya se han pagado 56.294 millones.

En sus cuentas, Industria incluye hasta ocho tecnologías: cogeneración, fotovoltaica, termosolar, hidráulica, eólica, biomasa y biogas, tratamiento de residuos y combustión de residuos y licores negros. Pero las verdaderamente significativas son la fotovoltaica, por la que ya hemos pagado 14.617 millones de euros, la termosolar, que se ha llevado 2.640 millones y la eólica, que se ha embolsado 15.400 millones de euros. En total, desde 1998 hasta 2013 la factura por estas tres tecnologías ha sido de 32.657 millones de euros.

Lo peor, sin embargo, es lo que nos van a costar estas tres energías desde 2014 hasta el fin de su vida útil: 115.087 millones de euros. Según Industria, la fotovoltaica se llevará 64.234 millones de euros, la termosolar 31.553 millones y la eólica 19.300 millones. Ésta última, la eólica, es la que menos preocupa, ya que dentro de cinco años dejará de recibir primas. Pero en la termosolar, cuyos máximos exponentes son la TripleA (ACS, Acciona y Abengoa), estamos hablando de un periodo no menor de veinte o veinticinco años, ojo, prorrogables. Es decir, que la factura aún podría ser mayor.

Por cierto, aunque es cierto que hay pequeños inversores que apostaron en su día por la fotovoltaica –pusieron paneles donde antes cultivaban patatas-, los verdaderos protagonistas del sector son dos empresas: T-Solar, de Luis Delso, el mismo que no dudó en denunciar al Gobierno español por reducir las subvenciones a las renovables, y Acciona, de la familia Entrecanales. Así que no vengan ahora argumentando que los recortes a la fotovoltaica perjudican, sobre todo, a pequeños inversores.

En cualquier caso, la gran batalla jurídica se da entre la jurisprudencia del Tribunal Supremo (TS) –la rentabilidad razonable- y lo que exigen los bancos y fondos que financiaron la energía verde, una de las grandes aportaciones de José Luis Rodríguez Zapatero. Ya veremos quién gana. Lo que está claro es que la guerra será larga, muy larga.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com