Sr. Director:

He leído con atención su artículo titulado Cómo resucitar el fascismo y publicado en la sección Enormes minucias del diario que Vd. dirige. Lo he leído puesto que frecuento la página web de su diario con asiduidad y me intereso por las cartas que los lectores le dirigimos y por aquellas que, a su vez, Vd. nos dirige.

Admiro enormemente tanto la línea editorial de Hispanidad (nombre incluido) como el carácter católico, lleno de celo apostólico, de sus escritos. Por eso me ha sorprendido leer en esta ocasión algunas de sus opiniones acerca de Falange Española y de Franco y el franquismo. Como Vd. dice, ya se había pronunciado en similares términos anteriormente, pero creo que nunca de manera tan vehemente como ésta.

Dice Vd. que el fascismo español está representado por la Falange. Es éste un tema muy debatido y creo poco estudiado, bastante desencaminado de la realidad. En efecto, son muchos los errores y excesos que pueden achacarse a la Falange, entidad que perdió el rumbo único cuando el asesinato de su líder y hoy día está dividida en unos cuantos grupos. Todo ello, sin embargo, nada tiene que ver con un supuesto carácter fascista de la misma, y ello por varias razones. En primer lugar, porque si se analizan su doctrina y sus escritos, el fantasma del fascismo aparece residual y flojo; resalta más bien- su talante profundamente cristiano y español. En segundo lugar, porque su fundador José Antonio Primo de Rivera- jamás fue fascista, sino más bien un católico comprometido con la realidad política y social de su tiempo, tal como nos lo demanda la Santa Madre Iglesia a los seguidores de Jesucristo. En tercer lugar, porque el mismo fundador negó en varias ocasiones la filiación fascista de su movimiento, explicando las concomitancias y divergencias pertinentes. Tal como Vd. dice, fascismo y Cristianismo resultan antitéticos, de lo que se desprende que Falange Española, movimiento de inspiración católica (no por ello cerrado a los no creyentes, al igual que nadie pide una partida de bautismo a la entrada de las iglesias) no fue, por oposición ontológica, fascista (nada más opuesto a la Iglesia que el Fascismo), y sí cristiano por afirmación categórica. Prueba de ello es que muchos falangistas eran católicos de corazón.

En demostración de mis aseveraciones, le proporciono un enlace donde encontrará la mayoría de escritos de José Antonio Primo de Rivera: http://www.rumbos.net/ocja/. Le adjunto en este mail, además, un artículo mío escrito hace unos días en el que abordo esta temática, y que publicaré dentro de poco en http://achispanitas.blogspot.com/. Y existe un libro electrónico magnífico acerca de la personalidad política de Primo de Rivera, escrito por el profesor Ángel Luis Sánchez Marín y editado por Libros en Red, que tengo en mi poder y que le enviaría gustosamente por correo electrónico si quisiera, pues estoy expresamente autorizado por el autor para ello.

Por otra parte, afirma Vd. que Francisco Franco sí fue un nacional-católico. Me ha sorprendido que utilice Vd. una terminología tan inexacta, falaz y anticristiana como la del nacional-catolicismo. Le aseguro que tengo en mi casa los dos gruesos volúmenes del Pensamiento político de Franco, la obra Pensamiento de Franco y Leyes Fundamentales ambas editadas por el Movimiento-, y otra muy curiosa: Francisco Franco, cristiano ejemplar. Jamás he podido leer en ellas nada parecido al nacional-catolicismo tan cacareado. Hay que decir la verdad: el nacional-catolicismo es una auténtica estupidez creada por filomarxistas para enemistar a los cristianos con el Régimen de Franco, el cual nunca se calificó de esa forma a sí mismo, como tampoco lo hizo la Iglesia. Por supuesto que el nacional-catolicismo no es fascista pero tampoco es cristiano. Si el franquismo fue nacional-católico, y Franco (cabeza del franquismo) era católico pero el nacional-catolicismo no es cristiano, ¿no falla algo en este razonamiento? Me parece que la premisa mayor es errónea. Ningún Papa condenó el franquismo, más bien lo alabaron y concedieron a su líder el privilegio de palio y otras muchas honras; lo de las condenas se queda en el Parlamento Europeo, repleto de masones y vacío de católicos.

Acerca de que el franquismo se aprovechó de la Iglesia, habría que ver si en realidad no fue a la inversa. No hace falta recordar quién salvó a la Iglesia de la brutal persecución a la que estaba sometida, ni quién le dio las riendas de la censura y la moralidad durante tantos lustros, ni quién le dio dinero y medios en abundancia, e incluso quién le dio la estocada final al mismo Régimen.

Espero que todas estas reflexiones le sean de provecho. Quedo a su entera disposición para cualquier respuesta, duda o sugerencia. Le reitero mi enhorabuena por su labor.

Blas Piñar Guzmán

bpinar@hispanitas.org