• El 'trato' pasaría por una declaración sobre la puesta en libertad sin condiciones y un cese temporal de hostilidades.
  • El presidente es consciente de que sin gestos de la guerrilla se verá obligado a cancelar definitivamente las negociaciones.  
  • Las FARC, mientras, han recuperado protagonismo al hablar del general como de un "prisionero de guerra"

Compás de suspense en Colombia, a la espera de un desenlace sobre el estancado proceso de paz entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos (en la imagen) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Las posturas de las partes están tan claras como distantes: Santos exige la liberación inmediata del general secuestrado el lunes por la guerrilla y las FARC dejan en manos del presidente la decisión al tratarse de un "prisionero de guerra".

Ya hay, sin embargo, una ruta para desactivar la crisis y las gestiones para la liberación del general Alzate y sus dos acompañantes avanzan "bastante bien", según ha señalado al diario El Tiempo de Bogotá fuentes cercanas al proceso. Todo dependería, según esas fuentes, de una declaración oficial de las FARC para poner en marcha "la liberación sin condiciones", y lo demás sería "un cese de operaciones militares en un tiempo y un espacio reducido para facilitarla, como se ha hecho en otros momentos".

La fraseología, mientras tanto, no es la misma. Las FARC se refirieron este martes al general Rubén Darío Alzate como "prisionero de guerra", cuya liberación depende del presidente Juan Manuel Santos. La guerrilla contextualizó la acción dentro de la normalidad de una guerra: "Mientras no haya un alto el fuego, situaciones similares se seguirán presentando". Era un modo de pedir a Santos que declare una tregua bilateral, a lo que se opone no sólo Santos sino una parte importante de políticos colombianos, que interpretan esa decisión como un gesto de debilidad que daría fuerza a los guerrilleros en el proceso de paz. Y las FARC, a su vez, contestan que "detener la guerra no significa detener el proceso de paz".

Una declaración de la guerrilla a favor de la rápida liberación del general confirmaría su voluntad de paz y su deseo de culminar el proceso. Del mismo modo, que en caso contrario, Santos se vería obligado a cancelar definitivamente las negociaciones. No hay que olvidar que es la primera vez que la guerrilla consigue secuestrar a un general en activo en sus 50 años de violencia, que han dejado un saldo de 600.000 muertos. La presión de los colombianos sobre Santos va a crecer en la misma proporción a los días que el general siga retenido.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com