Sr. Director:

Hoy, irse a vivir juntos es una opción que cuenta con muchos adeptos,  supuestamente para gozar de todas las ventajas del matrimonio y ninguna de sus desventajas. Otros creen en la cohabitación como paso previo a la boda, pero según declaran los expertos, esta experiencia debería ser seriamente cuestionada. La mitad de las uniones de cohabitación duran un año y más del 90% se rompen antes del 5º año. La razón radica en que aquella persona que quiere casarse para toda la vida, tiende a pensarse muy seriamente con quién lo hace.

El que no tiene un plan para toda la  vida, no elige tanto la persona, no invierte tiempo y esfuerzo en  encontrar  al "otro" idóneo o en mantenerlo luego. Los que cohabitan, dedican más esfuerzos en invertir en su propio futuro individual, lo que

no deja de ser un egoísmo a dos. Pero los casados se esfuerzan  conjuntamente en su proyecto de equipo, lo cual da mucha más solidez a la  relación. Por eso, cada vez menos se podrá hablar del cohabitar como una  simple antesala del matrimonio, un "para probar". La prueba está adulterada ya de inicio.

Eva Nordbeck

enordbeck@yahoo.es