• La empresa alega que fue un fallo de la máquina tragaperras  y le ofrece, como máximo, 9.000 euros.
  • Además de ahorrarse el premio, podría ser una manera de no pagar al fisco.
  • Curiosamente, Argentina es el primer mercado de la compañía.
  • Después de un año de negociación, la familia Sampedro tuvo que ceder la mayoría del capital a los acreedores.

La historia es muy sencilla. El pasado mes de septiembre, una mujer argentina ganó el 'Premio Mayor' de una máquina tragaperras, en una sala de juego de Codere. El premio era de 4 millones de pesos, unos 350.000 euros.

Pero la felicidad de la agraciada fue tan intensa como breve. Al instante, los empleados de la sala rodearon a la protagonista, le retiraron el ticket que emitió la máquina y se la llevaron a una salita. Afortunadamente para ella, varios testigos tomaron fotografías y vídeos de aquel momento.

Ya en la salita, los empleados intimidaron y presionaron a la mujer para que se contentara con 50.000 pesos, unos 4.500 euros, a lo que ella se negó rotundamente. Y se tuvo que marchar a su casa sin el premio. La última oferta de Codere, tras el envío de una carta a la empresa, es abonarle 100.000 pesos, unos 9.000 euros, menos del 10% del Premio Mayor. La empresa alega que la máquina falló, que en realidad nunca paga ese premio.

La excusa no es nueva. Resulta curioso que las máquinas, cuando fallan, sólo lo hacen cuando el jugador gana un gran premio. Suena a tongo.

En cualquier caso, además de ahorrarse el pagar el premio, podría ser una manera de engañar al fisco y pagar menos impuestos. Las máquinas tragaperras pagan impuestos según el premio que dan. A mayor premio, menos impuestos, porque la empresa 'pierde' ese dinero. Si declara que, efectivamente, ha pagado esos 4 millones de pesos, pagará menos al fisco.

Todo esto ha ocurrido en Argentina, el primer mercado de Codere. De hecho, en los últimos años, el Gobierno Kirchner ha favorecido la implantación de bingos y salas de juego, que han crecido de manera exponencial. Y, paradójicamente, en las zonas más pobres del país. Y eso sin entrar en lo más importante: el daño que hace a las familias.

Estamos hablando de una empresa, fundada por la familia Martínez Sampedro (en la imagen, el presidente, José Antonio), con graves dificultades económicas que, tras un año de negociaciones, ha cedido la mayoría del capital a los acreedores, esto es, a los fondos de inversión. Los Sampedro, eso sí, permanecen al frente de la gestión. Los números son malos: la deuda del grupo supera los 1.100 millones de euros y durante el segundo trimestre, la empresa perdió 37 millones de euros. Y eso sin pagar todos los premios.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com