Están felices los chicos de Prisa. Resulta que el candidato demócrata, John Ferry, (va a ser difícil encontrar un precedente de presidente norteamericano con ese mentón) ha derrotado al republicano George Bush en el tercer y último debate televisado. Es más, tengo para mí que si el hombre del mentón se impone el 2 de noviembre, Jesús Polanco acudirá a la embajada norteamericana para cobrarse su colaboración en algún contrato en Estados Unidos. ¡Qué sé yo! A lo mejor, se pide la CNN.

A toda página (edición del viernes 15): Kerry gana a Bush en los tres debates y se lanza a la conquista de la Casa Blanca. Sólo le falta añadir: Vota Kerry, aunque ni un 1 por 1000 de sus lectores tiene derecho de voto en las Presidenciales norteamericanas. Pero el aliento fraternal se siente también en la distancia.

La portada se completa con otro titular: Una encuesta revela el rechazo internacional a Bush y la simpatía hacia EEUU. ¿Comprenden? No es que seamos anti-norteamericanos, no, lo que somos es anti-Bush. La macroencuesta (si se trata de descabalgar a Bush no hay problema de dinero : se invierte lo que haga falta) ha sido realizada por 10 periódicos en otros tantos países, naturalmente en la misma onda de El País: progresismo millonario, centro izquierda elegante, capitalismo financiero, postmodernismo nueva era, frivolidad ilustrada y cursilería filosófica masoncilla, filantropía ONG y, sobre todo, estilo, mucho estilo. Es decir, el progre que domina el mundo. Por ejemplo, en Francia fue elegido Le Monde, en el Reino Unido The Guardian y en México el diario Reforma. Pero los resultados no tienen nada que ver con el planteamiento ideológico de sus promotores, ni tampoco el tono de las preguntas, pieza clave en todo estudio de opinión, entre las que destaco esta: ¿Está de acuerdo con la política económica proteccionista de Estados Unidos?. Pregunta a la que sólo un economista entendido podría responder positivamente tras negar que la política económica estadounidense sea proteccionista. También es muy buena esta otra pregunta de la encuesta: La influencia de la cultura de Estados Unidos, ¿amenaza nuestra propia cultura?. A uno casi se le escapa el sí antes de caer en la cuenta de qué le están preguntando.

Naturalmente, ya en la entradilla, El País se encarga de recordarnos que el mundo ama al pueblo norteamericano, sólo que, pequeño detalle, odia al presidente elegido por ese pueblo. Misterios de la naturaleza, oiga.

Ahora bien, parece claro que George Bush se equivocó al invadir Iraq. En ese estamos de acuerdo casi todos, por no decir todos. Pero para mí que si la progresía mundial no siente esa obsesión anti-Bush, verdadera cruzada, no para situar al despreciado John en la Casa Blanca, sino para desalojar de ella al odiado George, el asunto tiene que ver con otra cosa. En concreto, con el derecho a la vida, que constituye la espina clavada de toda esa progresía.

Veamos. Este es el diálogo que ambos candidatos mantuvieron (a preguntas de la una audiencia seleccionada) durante su segundo debate electoral. De él se extraen dos conclusiones. La primera, que Kerry sigue atentando contra el principio de contradicción expresado de esta forma: no se puede ser y no ser al mismo tiempo. No se puede ser católico y aprobar el aborto, no se puede pensar que el aborto termina con una vida y seguir permitiéndolo porque se gobierna para todos. Es decir, Kerry siegue enredado en la tontuna progre: Personalmente no puedo permitirme tener esclavos, pero tengo que respetar la libertad de que otros los tengan, dado que gobierno para todos.  

Por contra, tenemos a un Bush tremendamente cortante, que hace realidad aquella conversación de Luis María Ansón con José María Aznar:

-Este hombre es un inculto afirmaba el periodista.

-Sí, pero tiene las ideas claras, respondía Aznar.

Pero lean el párrafo, por favor:  

GIBSON: Nos acercamos ahora a las dos últimas preguntas, y la primera será para el senador Kerry. Y esto es lo que pregunta Sarah Degenhart.

DEGENHART: Senador Kerry, suponga que estuviera hablando con un votante que crea que el aborto es un asesinato y le pidiera una seguridad de que los dólares de sus impuestos no financiarían el aborto, ¿qué le diría?

KERRY: Le diría lo que le voy a decir a usted ahora.

Primero, no puedo expresar cuánto respeto las creencias sobre la vida y sobre cuándo empieza la vida. Soy católico, criado como católico. Fui monaguillo. La religión ha sido una gran parte de mi vida. Me ayudó durante la guerra y me sigue guiando ahora.

Pero no puedo coger algo que es un artículo de fe para mí y convertirlo en ley para alguien que no lo comparte, sean agnósticos, ateos, judíos, protestantes, lo que sea. No puedo hacerlo.

Pero puedo orientar a la gente. Puedo hablar razonablemente sobre la vida y sobre responsabilidad. Puedo hablar a la gente, como hace mi mujer Teresa, sobre otras opciones, y sobre abstinencia, y sobre todas esas cosas que deberíamos hacer como una sociedad responsable.

Pero, como presidente, tengo que representar a toda la gente de la nación. Tengo que poner sentido común.

Ahora bien, creo que usted puede aceptar este punto de vista y no estar a favor del aborto, pero tiene que permitir a la gente sus derechos constitucionales. Y esto significa ser inteligente y permitir a la gente una educación completa, hacerles saber cuáles son sus opciones en la vida, y asegurar que no le niega a una persona el derecho a poder tener todo lo que la constitución permite si no se lo pueden permitir de otra manera.

Por eso, pienso que es importante para los Estados Unidos, por ejemplo, no tener esta rígida restricción ideológica sobre ayudar a las familias de todo el mundo a tomar una decisión inteligente sobre planificación familiar.

Usted ayudará a evitar niños no deseados, embarazos no deseados.

En realidad, realizará una mejor labor, creo, de enseñar la responsabilidad moral expresada en su pregunta. Y eso es algo que yo realmente respeto.

GIBSON: Señor presidente, un minuto y medio.

BUSH: Estoy intentando descifrar eso. 

Mi respuesta es, no vamos a gastar el dinero de los contribuyentes en abortos.

Este es un asunto que divide América, pero, desde luego, la gente razonable puede estar de acuerdo sobre cómo reducir abortos en América.

Yo firmé la prohibición del aborto por parto parcial. Es una práctica brutal. Es una forma de ayudar a reducir la cantidad de abortos. Mi oponente votó contra la prohibición.

Creo que debería haber leyes sobre informar a los padres. Él está en contra de ellas.

Firmé una ley llamada Acta de las Víctimas Nonatas de la Violencia.

En otras palabras, si usted es una mamá y está embarazada y la matan, el asesino va a juicio por dos delitos, no sólo uno. Mi oponente estaba en contra de ella.

Éstas son formas razonables de ayudar a promover una cultura de vida en América. Creo que es una valiosa meta para América que cada niño sea protegido por la ley y bienvenido a la vida.

También creo que deberíamos seguir teniendo buenas leyes de adopción como alternativa al aborto.

Y necesitamos promover hogares de grupos de madres, cosa que mi administración ha hecho.

La cultura de la vida es realmente importante para que un país sea una sociedad acogedora.

Gracias.

GIBSON: Senador, ¿desea continuar? Treinta segundos.

KERRY: Bien, de nuevo, el presidente simplemente dijo, categóricamente, mi oponente está contra esto, mi oponente está contra aquello. Sabéis, esto no es tan simple. No, no lo estoy.

Estoy en contra del aborto por nacimiento parcial, pero debe haber una excepción para el caso de riesgo comprobado para la vida o la salud de la madre.

Segundo, respecto a informar a los padres, no voy a pedir que una niña de 16-17 años que ha sido violada por su padre y está embarazada tenga que informar a su padre. Así que sería necesaria una intervención judicial. Y puesto que no se contemplaba esta intervención judicial para ayudarla, voté en contra. Nunca es tan simple como el presidente quiere que crean.

GIBSON: Y 30 segundos, señor presidente.

BUSH: Bien, es muy simple cuando dicen: ¿Está de acuerdo con la prohibición del aborto por nacimiento parcial? ¿Sí o no?

Tuvo la oportunidad de votar, y votó no. Y eso es todo. Es un voto. Quedó muy claro. Es evidente para todos. Y como dije: Puedes huir, pero no puedes ocultar la realidad.

En definitiva, la coalición mundial anti-Bush, en la que participan Gobierno, partidos políticos, los señores de la prensa, los señores del espectáculo y Jesús Polanco (que pertenece a otra galaxia), tiene, como siempre ocurre, sus razones para desear la caída de George Bush. Yo también. Pero me temo que Kerry no va a solucionar el asunto iraquí, ni mucho menos la Tercera Guerra Mundial, la guerra del terrorismo (ni tampoco se acercará más al Gobierno español, querido Mr. Bean). Eso sí, a cambio, el día en que Bush abandone el poder va a ser un día aciago, verdaderamente negro, para los defensores del derecho a la vida, que no deja de ser la clave del futuro en el mundo. A fin de cuentas, el único problema de difícil solución de esta humanidad es que carece de vitalidad. Cuando se tiene vitalidad, y la jovialidad que le acompaña, todo lo demás viene por añadidura.

Claro que eso le preocupa bien poco a gente como Jesús Polanco o Juan Luis Cebrián. He observado compungido que los señores de la progresía, además de todas sus memeces, sienten una inclinación extraordinariamente peligrosa y hasta sorprendente en ellos, siempre obsesionados por el futuro. Y la obsesión es que parecen pensar: Después de mí, el diluvio. Un dato, el próximo 7 de noviembre Jesús Polanco cumplirá 75 años, mientras que Cebrián se convertirá en sesentón el 30 del presente mes. Dos venerables ancianos, cuyo horizonte vital es lo suficientemente breve como para que no resulte marcado por el imperio de la muerte. Por de pronto, su pensión la tienen más que asegurada.

Eulogio López