Carlos Bustelo dimitió como presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) por un enfrentamiento con el ministro del ramo, José Montilla, y tras negarse, o al menos poner todas las pegas para evitar el traslado de la sede central desde Madrid a Barcelona. Pero al final se consiguió, hoy la CMT opera desde Barcelona. El independentismo catalán de ERC puso como condición del pacto de legislatura que la CMT estuviera en Barcelona.

Y entonces surge el borrador de Estatuto. Dicho borrador, exige que Cataluña cuente con un regulador propio. Único y exclusivo para la comunidad, en materia de telecomunicaciones. En otras palabras, si se aceptara, nos encontraríamos con una CMT catalana y otra CMT que regularía el sector en todo el país menos en Cataluña pero con sede en Barcelona. Curioso.