Sr. Director:

La clonación terapéutica se basa en una técnica conocida como transferencia nuclear y que persigue la obtención de células madre para crear tejidos trasplantables sin rechazo inmune. Para cosechar ese material biológico es necesario fusionar el núcleo de una célula adulta (por ejemplo, de un paciente con diabetes) en un óvulo, por tanto se requiere una donante, sin núcleo. El resultado es un embrión que debe destruirse, antes de completar catorce días de desarrollo, para obtener las deseadas células madre.

Esto, que aunque se le llame terapéutica es clara y llanamente una clonación, presenta serias dudas éticas, y es que el resultado biológico de la transferencia nuclear -llámese óvulo activado, embrión, pre-embrión o célula reprogramada- puede originar un ser vivo completo si es implantado en un útero, como se demostró primero con la oveja clónica "Dolly" y luego en otras muchas especies animales. Nos encontramos, por tanto, ante un cierre en falso del largo debate ético que ha vivido la sociedad española durante los últimos cinco años, también hay que recordar que tanto "Dolly" como otros casos no se han seguido reproduciendo.

No deja de sorprender que el Gobierno haya seguido adelante con sus planes cuando la viabilidad científica de la clonación terapéutica está totalmente en cuestión desde que trascendió, en 2005, que su principal impulsor, el coreano Hwang Woo-Suk, falseó todos sus experimentos. Parece que lo que se pretende es contentar a unos cuantos científicos, a algunos laboratorios y a las clínicas de reproducción asistidas. Eso si a cuento de ser los más regresistas. Parece claro que otras son las motivaciones, no las de curar enfermedades.

Jesús Domingo Martínez

jesus.domingo@bell-lloc.org