El comisario, Juan Carlos Elorza, cierra al día siguiente para mostrar la exposición a sus amigos Es la historia de un caciquismo. Resulta que el viernes 2 de noviembre llega Sofía Loren a Burgos a visitar la exposición del Cid con ocasión de los 1.000 años del Cantar del Mío Cid. Una buena iniciativa de la consejería de Turismo de la Junta de Castilla y León y una buena visita. Con la salvedad de que la exposición es cerrada al público sin previo aviso. Loren necesitaba un poco de tranquilidad y al resto que le den morcilla, que en Burgos es muy rica.

Por supuesto, la gente se mosquea. Muchos habían viajado de Madrid para aprovechar el fin de semana de los Santos. La exposición acaba el próximo 15 de noviembre y querían aprovechar los últimos días. Vano intento. Loren va primero. El resto, el vulgo, mala suerte. Así que los ciudadanos responsables presentan una reclamación. Se llegan a presentar hasta 40. Los trabajadores de la exposición no sabían dónde meterse ante semejante cacicada.

Pero la historia no acaba aquí. Al día siguiente, sábado 3 llega el comisario de la exposición, Juan Carlos Elorza, acompañado de dos personas. Se cuela, como es entendible. Los visitantes, ya empiezan a mosquearse. Pero su mosqueo fue mayúsculo cuando tras la entrada de Elorza, se cierra la exposición durante 40 minutos. El señor necesitaba tranquilidad para enseñarle la muestra a sus acompañantes sin tanto pueblo. ¿Creían que las cacicadas se habían acabado? Se equivocaron.