Nada hay más capitalista en el mundo que el Partido Comunista Chino, decía recientemente un famoso empresario español que lleva años de presencia en China y que prefiere guardar el anonimato. Pekín y Shanghai, no Nueva York, constituyen hoy los mejores sitios para hacer negocios. Ninguna pega burocrática ni de ningún otro tipo encuentran las empresas para desarrollarse. De lo único que tienen que preocuparse es de que exista demanda para sus productos, en un país inmenso, pero donde la mayoría de la población simplemente sobrevive.

La otra cuestión que anima a entrar en el mercado potencialmente más grande del mundo es la determinación que tienen los chinos de ser la primera potencial del mundo. Antes soñaban con la Revolución cultural, ahora, con ocupar el puesto de Estados Unidos y robarle a Wall Street el liderazgo en el mercado de atracción de capitales.

Además, el mercado es tan inmenso que la corrupción del partido gobernante, terrible, no afecta a los inversores extranjeros. Hoy en día, cualquier licencia de importación puede convertirte en multimillonario.