El bloqueo diplomático se ha convertido ya en la batalla del canapé. La UE acordó invitar a la disidencia cubana a los actos de las fiestas nacionales de las embajadas de los estados miembros. Por supuesto, a la fiesta estarían también invitadas las autoridades actuales del régimen castrista.

Esta estrategia de acoso diplomático fue instaurada a instancias del anterior Gobierno Aznar. La posición de Moratinos de destensar las relaciones con la isla, hicieron que la posición común europea quedara en entredicho. En la fiesta de la Hispanidad de 2004, el embajador de España en Cuba, Carlos Zaldívar ya anunció que la disidencia cubana no volvería a ser invitada. Este año, efectivamente, la amenaza se cumplió.

Quien había manifestado una postura distante con el cambio de la postura común había sido la República Checa. Los checos conocen de cerca las consecuencias del comunismo y eran más partidarios del endurecimiento de la posición comunitaria en relación a la dictadura. Sin embargo, en la celebración de la fiesta nacional del pasado viernes 28 octubre, Chequia giró su posición y decidió no invitar a la disidencia. Las Damas de Blanco -esposas, hermanas o hijas de presos políticos cubanos- recientemente galardonadas con el premio Sajarov de la Unión Europea tampoco tuvieron acceso. Un escándalo.

La fiesta checa se celebró en el Hotel Meliá Habana, propiedad de Sol Meliá. La dirección del hotel prohibió la entrada de la disidencia alegando que no podía amparar actividades contrarrevolucionarias. Conviene recordar que todas las actividades mercantiles realizadas en Cuba se practican bajo el régimen de joint venture en el que el Estado cubano ostenta el 50% del capital.

Por otra parte, según denuncia el Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC)-que agrupa a 35 asociaciones sin ánimo de lucro- los trabajadores son necesariamente contratados a través de una agencia pública de colocación que detrae el 98% del salario por las labores de intermediación. El régimen cubano viola sistemáticamente todas las convenciones de la OIT, concluye el GIRSCC.