Ya he dicho quiénes son los cuatro enemigos de España en Ceuta y Melilla.

Por el principio y por principio. ¿Quién tiene razón en la polémica entre Jorge Fernández y la comisaria europea del ramo, Cecilia Malmström Sin duda el ministro español. Esta eurofuncionaria pinchaúvas, azuzada por su asesora, la socialista española, Anna Terrón, no mueve un dedo pero critica a España, que es la encargada de hacerle el trabajo sucio a los europeos, reteniendo a los pobres que huyen hacia Europa.

La comisaria lo tiene fácil: que Europa cree centros de asistencia, como los que España tiene en sus dos plazas africanas -centros absolutamente desbordados- en todo el territorio de la Unión, incluida en la patria de la comisaria, Suecia.

Si quieres ayudar al Tercer Mundo, lo primero, suprimir las subvenciones agrarias en Europa y USA
De este modo, las peticiones de asilo y de residencia se repartirían entre todos los países miembros. Seguro que muchos malienses aceptarían que una vez atravesadas las vallas de Ceuta y Melilla, fueran trasladados en avión a Estocolmo e ingresados en un centro de acogida hasta que el gobierno sueco les ofreciera un permiso de residencia y comenzar una nueva vida en tan cálido país. 

Los británicos ponen pegas y exigencias, incluso a ciudadanos de la Unión Europea, como rumanos, búlgaros y polacos, etc. Pero la señora comisaria se cuida mucho de regañar a Cameron.

Dicho esto, insisto: la actitud cristiana, que debería ser la europea, ante la inmigración es la de las fronteras abiertas, al menos mientras sea posible. Y es que el problema de fondo es que los países del primer mundo, incluida España, parecen haberse puesto de acuerdo, precisamente en los mercados financieros, para repartirse los bienes de la tierra dejando a los demás condenados a inanición. Y cuando la gente sufre miseria se juega la vida a cualquier precio para conseguir salir de la miseria.

Los países ricos parecen haberse puesto de acuerdo para repartirse los bienes de la tierra dejando a los demás condenados a inanición

Para acoger a los inmigrantes africanos hay que dejar de explotar al Tercer Mundo. Tampoco basta con aumentar las ayudas al desarrollo, porque ya sabemos dónde acaba ese dinero: en manos de gobiernos corruptos. La solución camina por dos vías:

1.- La vía de la moralidad, es decir, de la justicia -la que ha realizado la cristiandad a lo largo de su historia- la de los misioneros: elevar el nivel espiritual y moral de la población del Tercer Mundo compartiendo con ellos su miseria para sacarle de la miseria. Sí, porque si no elevamos el nivel espiritual y moral de esas poblaciones, tampoco se elevará el nivel económico. Hablo de caridad.

2.- Dejando de subvencionar los alimentos del primer mundo y dejándoles que compitan con su producción agraria en igualdad de condiciones, de producción y laborales. Dejemos de subvencionar el agro europeo y norteamericano. Hablo de justicia distributiva.

Eso es lo importante. Lo urgente es mejorar las instalaciones de acogida. Ahí es donde España, y toda Europa, deberían ser más generosas. Sé que mejorar esas instalaciones impulsa el efecto llamada, pero no se puede dejar morir de hambre a los desesperados, mientras conseguimos el principal objetivo: que esos desesperados puedan vivir en su propia patria. La frontera debe estar todo lo abierta que se pueda pero teniendo claro que la emigración por sí mimas es malísima. Lo ideal es que cada cual pueda sobrevivir en su propia patria, es su propio hogar. Hoy, con esta globalización asimétrica que tanto nos gusta en Occidente, el mundo rico -ya no sólo Occidente- está explotando al mundo pobre, especialmente a África y a grandes regiones de Asia.

Y es un trabajo donde deberían estar unidos todos los partidos políticos españoles, todos los países europeos. Cada vez que oigo a la majadera de la portavoz socialista Soraya Rodríguez, utilizar a los pobres desesperados de Ceuta y Melilla para colocar al Gobierno Rajoy contra las cuerdas, me dan ganas de vomitar ante tanta hipocresía progre.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com