Me sorprende la mala uva de tantos tras el escándalo Pujol. Que no, que no estoy defendiendo a Jordi Pujol. Hasta para mí, que no soy catalán, ha constituido una decepción que tuviera dinero escondido donde no debía. Pero insisto que el problema está en no exagerar la cuestión. Por decir algo, mucho más grave me parece el asunto de los EREs, obra de socialistas y sindicalistas, que la defraudación del ex molt honorable.
No sólo es que se exagere el caos de la familia Pujol sino que se extrapola toda Cataluña, como si aquella comunidad autónoma española fuera poco menos que un nido de corrupción, patio de monipodio para robaperas. Los catalanes tienen muchas virtudes, que mi padre, castellano mesetario, definía con el siguiente adagio: "Los catalanes, de las piedras hacen panes".
Es verdad que los nacionalistas han hecho odiosa a Cataluña en el resto del país, con su obsesión independentista y con el "España nos roba", que supone un insulto al resto del país y que, además, es mentira. Pero el Gobierno Rajoy haría mal en aprovechar el caso para conseguir una victoria política. Creo que es lo que está haciendo Rajoy (que este miércoles se ha reunido en Moncloa con Mas) y creo que es un error, porque provocará el correspondiente cabreo de todos los catalanes que no defraudan a Hacienda, por no hablar de todos aquellos catalanes no nacionalistas.
El rencor no es buen consejero, don Mariano. Y hacer leña del árbol caído puede resultar tan gratificante para un rencoroso como injusto para un estadista.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
