El juez Santiago Torres, empeñado en llevar el llamado Caso Alierta, ha entregado su fallo a los medios de comunicación en la mañana del martes. Sin embargo, la noticia ya aparecía en la edición de ese mismo día del diario El Mundo, antes de que lo conocieran las partes. Así, El Mundo llevó a su portada que El juez ve motivos para juzgar a Alierta.

Una interpretación psicológica que naturalmente, se haría realidad poco después, aunque la certeza expresada por El Mundo es inferior a la del propio juez. Así, Torres se cura en salud advirtiendo que existe una relación indiciaria, ciertamente no segura, de enriquecimiento ilícito y pregunta a las partes qué quieren hacer.

La parte acusadora es la Asociación AUGE de defensa del accionista, creada por el abogado valenciano José María Davó. Sucede que Davó se dejó entrevistar por una periodista valenciana, que grabó las conversaciones, en cintas que obran en poder del Juzgado. No se sabe si por el encanto de la entrevistadora o porque se sentía risueño, el caso es que Davó dijo cosas tales como que el caso Alierta se arreglaría cuando el presidente de Telefónica pusiera sobre la mesa 600.000 euros, en un restaurante de lujo madrileño. No contento con ello, Davó afirmó y consta en la grabación, que él trabajaba con El Mundo, y citó a su director adjunto, Casimiro García Abadillo, como su contacto. Naturalmente, César Alierta se querelló contra Davó por chantaje.

Pues bien, la noticia de El Mundo, qué casualidad, se publica el mismo día que las declaraciones, en otro juzgado madrileño (el número 3, para ser exactos), de Eugenia Viñas, la periodista valenciana que le entrevistó y publicó dichas entrevistas en el semanario Época. Viñas se ha ratificado en todos los pormenores, que, por lo demás, obran en la cinta, y ha negado cualquier relación sentimental con Davó. Sí, porque, sintiéndose acorralado, Davó adujo ante el juez que había realizado esas declaraciones a Viñas porque eran novios. Era lo único que podía decir, pero los letrados se han sentido muy impresionados ante una pareja de novios que, por lo que pueda pasar, graba sus conversaciones privadas. Lo que importa en el amor, como es sabido, es la confianza.

Pues bien, Pedro J, Ramírez no habla, ni por un momento del caso paralelo al Caso Alierta. Su objetivo continua siendo conseguir la apertura del juicio oral de un caso dos veces sobreseído. Eso, sí, ocultando el caso paralelo del Juzgado numero 3. La unión entre una asociación fantasma de defensa el accionista y un diario da mucho juego.

Por cierto, mera casualidad, los servicios de prensa encargados de llamar a los medios para que recogieran el auto del juez Torres fueron los de la Fiscalía Anticorrupción. Pero, naturalmente, no puede hablarse de pacto alguno entre el Fiscal General del Estado y Pedro José RamírezEU