Mis queridos hermanos y hermanas de oposición al régimen totalitario que desde hace un poco más de 47 años oprime a mi nación, la isla de Cuba, ustedes se pueden encontrar en el exilo, en las prisiones de este archipiélago o aparentemente en libertad en las calles cubanas.

Quiero mediante estas letras mi conmoción patentizarles por toda una gran serie de documentos con llamamiento y peticiones, a que abandone mi Huelga de Hambre y de Sed para que se me instale una conexión directa en mi hogar, a la red informática Internet, desde el pasado 31 de enero de este propio año.

Sin embargo y a pesar de mi satisfacción, porque el necesario humanismo está presente en ustedes, mis hermanos de ideas y luchas, para lograr la única democracia autentica, que puede existir en este mundo que vivimos, tengo que respetuosamente rechazar sus peticiones para que salve mi vida.

Considero, que mi persona como ayunante, representa públicamente ante la opinión internacional, a toda la oposición pacífica y cívica al sistema político del Dr. Fidel Castro Ruz y debemos demostrarle a los que me reprimen, en conjunto con ustedes, que un disidente cubano es capaz de ofrendar su mismísima vida, por lo que piensa, lucha y sacrifica día tras día, las cosas más queridas para todo ser humano, sus familiares más cercanos y queridos.

Con esta huelga o ayuno de alimentos sólidos creo que desmiento la manida acusación de los que nos oprimen en nuestra propia tierra, de que somos Mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Con mi abstinencia de nutrientes le estamos demostrando al dictador cubano y sus seguidores que ningún mercenario muere por algo que no sea dinero, mientras yo y cualquiera de ustedes estamos decididos a entregar hasta nuestra vida por ideales.

Pienso, que lo mejor que pudiera ocurrir como desenlace a mi cívica protesta fuera el desenlace final de mi noticiada muerte, pues constituiría un desmentido muy práctico a las mentiras y calumnias castristas contra sus opositores.

Mis hermanos y hermanas, gracias por su humanitaria preocupación por mi vida y tengo esperanzas que me sepan comprender aunque no estemos de acuerdo en el aspecto si llevar mi huelga de hambre y de sed hasta las últimas consecuencias o no.

Por favor les pido disculpas en nombre del futuro de la Patria por negarme a cumplir a o aceptar sus consejos por lo que mi huelga continúa hasta mi fallecimiento.

Sin más, por la Libertad y la Democracia en Cuba

PD: Desde la cama No. 1 de la Sala de Terapia Intensiva del hospital Universitario Arnaldo Milián Castro, Ciudad de Santa Clara, provincia de Villa Clara, Cuba.

Guillermo Fariñas Hernández