Yo Normando Hernández González, prisionero de conciencia del denominado grupo de los 75, levanto mi voz para denunciar el asesinato premeditado y sutil del que estoy siendo víctima a manos de representantes del gobierno de Fidel Castro. Cuando el régimen cubano me secuestró en el mes de marzo del 2003, yo era una persona delicada de salud, pero no padecía de ninguna enfermedad; ahora corro peligro de muerte por el contubernio existente entre el sistema penitenciario y la Seguridad del Estado y los servicios médicos del Ministerio del Interior de la provincia del Pinar del Río, todos ellos representantes del gobierno cubano.

Les explico : en noviembre del 2004, después de que me realizaran una segunda gastroscopía, con biopsia y frotis, me diagnosticaron gastritis eritematosa en la parte baja del estómago, yeyunitis, atrofia subtotal de las vellosidades intestinales, giardias incrustadas en las paredes del intestino, infiltraciones intestinales, avitaminosis de ácido fólico y vitamina B-12 y síndrome de la mala absorción intestinal.

Por un brote de tuberculosis pulmonar en la prisión y haber estado en contacto con el bacilo, me ingresaron el 5 de enero de este año en el hospital Abel Santamaría para realizar una quimiprofilaxis contra la tuberculosis. Las dos pastillas que tomé de lunes a viernes durante seis meses agravaron mis enfermedades gastrointestinales, mi gastritis se convirtió en una gastroduodenitis crónica, mi yeyunitis también se hizo crónica, y comencé a presentar problemas en el colon, diagnosticado por la especialista en gastroenterología Miraida, como colon irritable.

Todos estos nuevos diagnósticos incluyendo los mencionados en el párrafo anterior, fueron diagnosticados cuando me realizaron una tercera gastroscopía con biopsia y frotis. Anteriormente, en drenaje biliar que me efectuaron en diciembre del pasado año en el Hospital Nacional de Reclusos ubicado en la cárcel Combinado del Este, en la ciudad de La Habana, me diagnosticaron giardias enquistadas en la vesícula.

Hasta ahora he realizado once tratamientos desparasitarios, me he inyectado durante nueve mese en días alternos con vitamina B-12, también he realizado otros tratamientos medicamentosos para controlar mi presión arterial y aliviar los dolores y malestares que producen mis enfermedades, y nada, mi salud se agrava cada día más.

Para los no entendidos en la materia debo explicarles que para el síndrome de mala absorción, debo tener una dieta higiénica, libre de desechos sólidos y fibras dietéticas. Esta dieta desde el viernes 29 de julio de este año, día en que me dieron de alta del hospital no se me oferta. Es bueno señalar que el no consumir fibras dietéticas produce enfermedades de colon, que van desde el colon irritable, enfermedad que poseo, hasta la colitis, y el cáncer de colon. Por otro lado, debo tomar agua hervida. De no hacerlo, los tratamientos desparasitarios no son efectivos, pues me reinfecto constantemente y la prueba de esto es que he realizado once tratamientos para matar al parásito y aún continúo infectado. Pero lo más grave de mi problema no radica en lo antes mencionado pues según la especialista en neumología y jefa del programa de la tuberculosis en esta provincia y la gastroenteróloga Miraida, me informaron que tenía que evitar contraer cualquier enfermedad y fundamentalmente la tuberculosis, porque de lo contrario, me volvería un tuberculoso crónico y moriría de ello, pues mi organismo no soportaría un tratamiento para combatir la tuberculosis, ya que son 15 pastillas diarias sin contar las que controlan mi presión arterial y mis trastornos gástricos. Como todos conocemos, en las prisiones cubanas están creadas las condiciones para enfermar de tuberculosis, entre ellas podemos mencionar el insoportable hacinamiento, la falta de higiene y la pésima alimentación por tan solo enumerar tres.

En consulta médica con el Doctor Juan de Dios, especialista en medicina interna, y segundo jefe de los servicios médicos en la prisión Kilo 5 ½ donde estoy encarcelado, le explico todo lo que les he contado, temiendo de que no fuera de su conocimiento y me dice: Mira Normando, tú tienes razón en todo lo que has dicho. Los jefes también tienen conocimiento de todo esto, pero me informaron que tienes que permanecer donde estás. ¿Que tú quieres que yo haga?

Como se puede apreciar, mis reclamos han caído en sacos rotos y los oídos sordos, la indiferencia, y el sadismo de las autoridades competentes en Pinar del Río los convierten en sutiles asesinos. Por tanto, como veo amenazada mi vida en esta provincia, mientras permanezca en ella, renuncio a cualquier tipo de asistencia médica y a todo alimento que venga de sus manos. Como mi estado de salud es incompetente con el sistema penitenciario no pido, sino reclamo lo que por ley y derecho propio me pertenece: la libertad. Como conozco la indiferencia de este gobierno a tales protestas y exigencias, levanto mi voz para que conozcan en el mundo todo el trato cruel, inhumano y degradante con el que las autoridades cubanas tratan a un prisionero de conciencia. Levanto mi voz para responsabilizar al sistema penitenciario, a los servicios médicos del Ministerio del Interior, a la Seguridad del Estado, al gobierno cubano del posible desenlace letal en que puede terminar este defensor de la libertad de expresión, de pensamiento, de conciencia. Levanto mi voz para denunciar lo que considero un asesinato premeditado y sutil.

Que Dios los bendiga a todos eternamente.

Normando Hernández González