Sr. Presidente:

Con emoción me dirijo a usted para presentarle un problema. Espero que me ilumine y me ayude a llevarlo a buen término.

Como usted, busco formar una España dentro de una atmósfera garante de todas las libertades. No obstante, a veces suceden cosas que a uno le dejan perplejo y sin saber exactamente qué pensar.

Un buen amigo que trabaja en un colegio, me refirió que una profesora de primaria mandó a sus alumnos como deber para ese día traer un cosmético, pidiéndoles al mismo tiempo que dijeran el nombre de su madre. Al día siguiente, en efecto, unos trajeron rímel, otros pintalabios e, incluso, una secadora de pelo. Cada uno de estos artículos pertenecían a María, Gracia, Lucía, etcétera. Pero de pronto, un chico introvertido levantó la mano y dijo : «Pues mi mamá usa aftershave y se llama Luis». Se sentó y se cruzó de brazos.

Aquí le dejo mi consulta, señor Presidente. No adivino qué hacer para que este chaval no se sienta discriminado, aún dentro de una España plural. Usted debe de saberlo, ya que tanto habla sobre el tema... Dígame, ¿qué debemos hacer?

Juan Antonio Ruiz

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