La firma el Pacto abierto por los derechos y las libertades

 

El Pacto por los derechos y las libertades, una organización compuesta por más de doscientas organizaciones católicas  nacida en el año 2005 para, entre otras cosas, proteger el derecho a la vida y reconocer el derecho de los padres a educar a sus hijos sin imposiciones ideológicas de los centros de poder, ha enviado a Mariano Rajoy una carta abierta para todos los españoles que reproducimos a continuación por su enorme interés:

Ante la pasada convocatoria electoral del día 20 de noviembre, el Pacto por los Derechos y Libertades exhortó para que el ejercicio del voto se realizara con la mayor responsabilidad posible, aportando elementos de referencia que permitieran enjuiciar los programas electorales de los distintos partidos al margen de los inevitables aspectos propagandísticos.

Junto al análisis de las distintas propuestas electorales, considerábamos muy importante que se tuviera también en cuenta la trayectoria de gobierno de los partidos que han tenido esta responsabilidad en la historia de nuestra democracia para evaluar no sólo sus promesas electorales sino su actuación real cuando tuvieron la oportunidad de legislar y gobernar.

Resuelta ya la elección a favor mayoritariamente del Partido Popular, queremos manifestar ante este Partido, ante el Gobierno que empieza su andadura, e igualmente, ante la opinión pública en general, que junto a los aspectos económicos que el nuevo Ejecutivo tiene indudablemente la obligación de acometer, debe de manera urgente priorizar las medidas eficaces de gobierno que tiendan a facilitar un rearme moral de la sociedad española.

La crisis que vivimos no es sólo económica, afecta los fundamentos de nuestra organización como sociedad y solo se resolverá si somos capaces de revitalizar las instituciones de verdadero interés social sobre los que se apoya la subsistencia de nuestra sociedad. Si no lo hacemos así volveremos a actuar sobre los síntomas sin atacar las causas profundas.

En este sentido reclamamos una atención práctica y real para aspectos tales como:

Protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.

Reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social.

Protección del derecho de los padres a educar a sus hijos, es decir, real y efectiva libertad de educación no condicionada por limitaciones económicas ni por imposiciones ideológicas de los centros de poder. No es aceptable, tras más de 30 años de democracia, que sólo puedan tener acceso a este tipo de educación quienes disponen de medios económicos para ello o la suerte de tener acceso a centros concertados, que son claramente insuficientes para la demanda real de la sociedad española.

Promoción del bien común para que todo nacido pueda, con independencia de su edad, desarrollar una vida digna que no puede darse en ámbitos de pobreza, carencia de vivienda adecuada y situaciones de trabajo inestable y en condiciones explotadoras, reclamando de políticos y legisladores independencia frente a grupos de presión minoritarios que solo sirven a modas ideológicas olvidando las demandas reales de la mayoría de la sociedad.

Respeto y libertad religiosa. Debe considerarse finalmente que en una sociedad plural se respete el hecho religioso. En concreto, junto con el respeto a otras confesiones, debe verificarse el respeto a la Iglesia Católica como depositaria de la fe de la mayoría de la población española, que alienta, junto a su mensaje trascendente, los valores cívicos y sociales y colabora de manera muy eficaz a resolver o paliar los graves problemas que no alcanzan a solucionar los poderes públicos.

Consideramos que las circunstancias de todo tipo que perfilan la situación social actual, no permiten ya ejercicios de propaganda electoralista ni posturas ambiguas o pusilánimes en temas que afectan a principios y valores éticos como los indicados, sino que reclaman, de manera inaplazable, decisiones valientes y coherentes con lo que se quiere defender, y sin complejos. Medidas, en definitiva, que fomenten una mejor sociedad.

Es urgente atender de forma prioritaria a la solución real de los problemas de la mayoría de la población, la que con su voto en un sentido u otro ha resuelto las incertidumbres electorales. Y solicitamos, y esperamos, que se haga sin servidumbres ante modas de tipo ideológico diseñadas por minoritarios grupos de presión que, se ha demostrado, no buscan el bien común de la sociedad.

El electorado ha dado un margen muy amplio de poder al nuevo partido gobernante y difícilmente se entenderá que, con la mayoría absoluta obtenida, no acometa las políticas que realmente demanda una amplia base social: Priorizar las medidas eficaces de gobierno que tiendan a facilitar un rearme moral de la sociedad española