Sr. Director:
Estimada Soraya, perdone que solo utilice el nombre, obviando apellidos y otros tratamientos más rimbombantes.

De esta manera, sin bajar hasta el tuteo, pues no tengo el placer de haber sido presentados, podré sentirme más cercano en lo que decirle tengo, en esta carta que no será muy larga o extensa.

Es Vd. menuda de cuerpo, pero se la ve de espíritu recio y de carácter bastante roqueño; virtudes necesarias e innegables para navegar en el trabajo que por propia decisión, añadida la de los ciudadanos de este país, o nación nuestra, sufrida como ninguna, tiene que realizar.

Pero.., siempre hay un pero, en su situación hay un evidente peligro que muy pocos gobernantes son capaces de sortear, y es el de la vanagloria, el creerse superior y que eso se empiece a notar en actitudes y decisiones. Es lo que llamo subirse el poder a la cabeza, que es peor que el vino o la sexualidad, y sus efectos finales son devastadores.

Con todo respeto y estima:

Si el Supremo ha dictado una sentencia (caso de los canales de televisión), ¿Por qué se opone a su cumplimiento ¿Qué teme ¿Cómo va a poder luego exigir que otros (Parlamento, Gobierno, de Cataluña), las cumplan Tendría este Gobierno que darse la misma prisa o más, que para cumplir la de TEDH, al ser sentencia del tribunal más alto de España. Ahora sí, dando ejemplo y fortaleciendo con él a la institución.

Por último, no sé si será verdad, me gustaría que me lo desmintiera y al hacerlo no solo me respondería a mí, sino a otros españoles a los que también ha inquietado lo que parece ser ha dicho en ocasión no pública. Respecto a temas como el aborto, el estudio de la Religión, y cuestiones sensibles de este tipo: "que no le preocupa la opinión de su electorado, porque no nos queda mas remedio que votarles"

Esto si es verdad, es un claro síntoma de lo que digo mas arriba, y la caída puede ser brutal. No olvide que las personas pasamos y desaparecemos, el mundo, las naciones, todavía no.

J. R. Pablos