El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) es un socialista que ha sido secretario de Estado de Economía con Felipe González y de Hacienda con Rodríguez Zapatero.

Sin embargo piensa y actúa como el más acendrado capitalista. Y así, cuando se trataba de sanear la CAM, una entidad llevada a la ruina por sus dirigentes, en lugar de cerrarla y asegurar el dinero de los depositantes -los inversores asumieron un riesgo y fallaron, peor para ellos- lo que hizo fue salvar la CAM con cargo al erario público, es decir, al bolsillo de los españoles.

Y es que la mentalidad capitalista se caracteriza, precisamente, por su escaso espíritu liberal. Dicho de otra forma: liberal es aquel que cree en la propiedad privada; capitalista, aquel que cree, no ya en la empresa privada, sino en el capital de dicha empresa, que es muy distinto.

Por eso, ante una quiebra bancaria, el liberal siempre será partidario de devolver al depositante sus ahorros y de que el inversor, por ejemplo, en cuotas participativas de la CAM, cobre sólo cuando hayan cobrado los demás. Y si no quedan fondos, que no cobre. Resumido: un liberal se preocupa de propietarios y trabajadores -propietarios de su salario ganado con su esfuerzo- mientras que un capitalista se preocupa del rentista, preferentemente del rentista financiero.

Y así, MAFO ha declarado hoy que lo que hay que hacer es reducir salarios para aumentar productividad. También podría decirse que hay que aumentar el consumo para que la economía crezca. En un país con unos salarios como los españoles, bajo, más que bajos, hablar de bajos salarios resulta 'ligeramente molesto'.

Pero el capitalista no tiene límites: para él, las ganancias de productividad deben conseguirse a costa de los salarios de los trabajadores. En cualquier caso, si se trata de que la economía no se recaliente -no se preocupe señor gobernador, no corremos ese peligro: estamos congelados- lo mismo daría solicitar una rebaja de las rentas del capital que de los salarios. Sobre todo en un mundo en el que las micropymes y los autónomos, los cuentapropistas, esto es, los que crean empleo, se ponen el salario que pueden, no el que quieren. A esos sí que su salario se los impone el mercado. Y no el mercado financiero, sino el mercado comercial: el de su facturación.

Insisto: la frontera ideológica en el siglo XXI se situará entre quienes defienden a trabajadores y empresarios y quienes defienden a los rentistas. Estos últimos son los capitalistas y de liberales no tiene nada.

Eulogio López

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