José Viñals, el hombre de Solbes, se vio obligado a preguntar a sus subordinados porque el gobernador no le informa de nada

MAFO sólo admite como colaborador próximo al director general de Supervisión, Paco Aríztegui, fin al PSOE. Por cierto, los asombrados inspectores respondieron a Viñals que no, que no iban a intervenir ninguna entidad. El primer gobernador con carné politico no se fía de nadie, tampoco de sus correligionarios: Viñals, Malo de Molina , Julio Segura, etc.
Entre los inspectores del Banco de España se repite la siguiente broma. "Mandas menos que el subgo". Y los hechos tienden a demostrarlo, Por ejemplo, lo más comentado en el instituto supervisor en los últimos tiempos, muy ilustrativo del ambiente que se respira en la casa, sucedió en le despacho de José Viñals. El subgobernador, José Viñals llamó a su despacho a varios inspectores de rango, para preguntarles por los rumores que corrían por la City madrileña acerca de una inminente intervención de una entidad financiera por parte del Banco de España.

Reprimiendo una pronta hilaridad, los inspectores tuvieron a bien explicarle a la segunda autoridad de la egregia institución tres cosas:

1. Que no, que no iban a proponer al Comité Ejecutivo de la entidad ninguna media por el estilo.

2. Que si lo estuvieran pensando él sería el primero en enterarse.

3. Que si lo estuvieran pensando tratarían de evitar todo tipo de rumores.  

Veamos: José Viñals es un hombre de la máxima confina del vicepresidente económico Pedro Solbes, al que conoció en Bruselas, don Viñals estaba considerado un técnico de primera categoría. Solbes prometió a Viñals que sería el próximo gobernador del Banco de España, pero a última hora ZP se cruzó en su camino y nombró a Miguel Ángel Fernández Ordóñez para el cargo. 

Desde su llegada, MAFO se preocupó de instaurar un estilo de mando despótico. Lo primero que hizo consistió en desactivar lo que consideraba equipos de su predecesor, Jaime Caruana (sin saber que Caruana no contaba con el apoyo de su plantilla). Sólo se apoya en el filo-socialista Francisco Javier Aríztegui Yáñez, director general de Inspección. Con el subgobernador, rompiendo una tradición mantenida tanto por el PSOE como por el PP, MAFO invirtió los papeles. Ahora es el gobernador quien trabaja en su despacho y lidera la inspección bancaria, poniendo firme, o al menos intentándolo, a los Botín y a los FG mientras el subgobernador, muy a su pesar, adopta el  papel más institucional: viaja a Francfort, Basilea y Washington y preside las asambleas de la CECA… y si oye en los restaurantes madrileños que van a intervenir una entidad, llama a los inspectores a su despacho para saber si le cuentan algo.

Una situación que molesta, por ejemplo, a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en cuyo Consejo figura un Viñals más acostumbrado a disertar sobre economía internacional que a conocer las tripas del Santander, el BBVA y La Caixa, así como de generar regulación bancaria. O sea, que su aportación al regulador de mercados bursátiles es más bien mínima. En definitiva, MAFO ha copado el poder y su segundo no se entera de nada, es el enemigo a batir, como hombre del otro enemigo de MAFO, un tal Pedro Solbes. Por cierto, MAFO también ha neutralizado al presidente de la CNMV, Julio Segura, miembro nato del Conejo del Banco de España, entidad en la que sirvió durante lustros… hasta que el propio MAFO le quitó el sillón de gobernador al que también aspiraba Segura, discípulo de otro subgobernador del PSOE, Luis Ángel Rojo.

En cualquier caso, el estilo "mafista" supone anular ‘La división de Supervisión', la más importante del instituto una vez que la política monetaria se lleva desde el Banco Central Europeo (BCE). La División de Paco Aríztegui tiene cuatro subdivisiones: grandes bancos, banca mediana y pequeña, cajas de ahorros y cooperativas de Crédito y una cuarta de apoyo a las otras tres. Quien controle esta maquinaria puede hablar de tú a tú a los grandes bancos y cajas e ahorros. No es casual que el nacionalismo vasco, y ahora los canales, hayan pretendido siempre contar con su propio cuerpo de inspectores. Hasta el momento, no lo han conseguido y se enteran de, aproximadamente, lo mismo que Viñals.

Por ahora, las consecuencias del despotismo de MAFO se dejan ver, desde el interior del Banco de España, en un cuerpo de inspectores desmotivado y en un Servicio de Estudios, antaño gloria de la institución, cuyo prestigio se está despeñando, con unos informes de gran calidad pero sin pegada. Antes, el Gobierno esperaba con temor el informe de Coyuntura de la entidad. Ahora, se recoge en los periódicos en página par. Y eso que al frente del Servicio está el mismo y prestigioso economista José Luis Malo de Molina, asimismo pro-PSOE, que brama en arameo cada vez que el gobernador se entromete en el trabajo del Servicio, algo que pasa continuamente.

Lo más llamativo es que el gobernador que menos delega, el primer gobernador con carné de un partido político, el PSOE, es también el que menos debería temer -y el que más las teme- las rebeliones internas, dado que está rodeado de personajes afín al socialismo. Recuerden que ZP rompió el consenso de toda la Transición Democrática, respetado tanto por Felipe González como por José María Aznar, de que al gobernador le nombraba el Ejecutivo, mientras que para el cargo de subgobernador se elegía a alguien próximo al primer partido de la oposición.
  Y así llegamos a esto: a que el subgobernador tenga que pedirle a sus propios inspectores que le informen sobre si están a punto de intervenir un banco o caja de ahorros. Es lo que se llama ejercicio de autoridad. Claro que la culpa no es suya.