La verdad es que el espectáculo de las preguntas de supuesto control del portavoz socialista, Pedro Saura, al nuevo gobernador del Banco de España, MAFO, en su primera comparecencia parlamentaria, han resultado un tanto bochornosas. En tono de peloteo, Saura le ha preguntado qué le parecen las prioridades del gasto del presupuesto, cuál es su opinión sobre los 6.400 millones de euros presupuestados en el Fondo de Reserva de la Seguridad Social y que opinión le merece el incremento del 15%  en los fondos dedicados a inmigración. Algo así como cuando una mujer pregunta qué tal le queda el vestido.

Mucho más interesantes han sido las preguntas del portavoz parlamentario del PP, Miguel Arias Cañete: ¿Por qué la construcción se desacelera de un 6 a un 3,8%? ¿En qué medida afecta la ruptura de la unidad de mercado a muchos sectores? Curiosamente, en lugar de responder MAFO, es el propio Saura quien sale en defensa del gobernador del Banco de España criticando la incoherencia de los populares de alertar contra la ruptura de la unidad de mercado cuando sus gobiernos autónomos han recurrido la Ley del Suelo estatal.

Además, Saura ha aprovechado para hacer sangre afirmando que Rajoy señaló catastróficamente hace un año que no habría PGE07 ni ministerio de Hacienda tras la aprobación del Estatut. Aquí estamos debatiendo los presupuestos y esas predicciones catastrofistas no se han producido; sólo han servido para minar la credibilidad de quien las hizo.

Cañete salió en defensa de su jefe recordando que fue el propio Solbes quien dijo que si el modelo catalán se generalizaba, los presupuestos serian un sudoku irresoluble. Y aprovechó para decir que los populares habían sido los abanderados de la estabilidad presupuestaria y de gastar menos que el crecimiento del PIB. Por supuesto Saura recuerda que el superávit se ha producido ahora y sólo ahora y que los populares debieron de ser los del despilfarro porque no llegaron a alcanzar superávit en las cuentas del Estado, mezclando su déficit con el superávit de las cuentas de la Seguridad Social. Algo que Montoro no puede soportar porque recuerda a quien le quiere escuchar que el Estado cerró con superávit en el 2003.

Eso sí, Saura ha inventado en la mañana de este martes un nuevo concepto. En su opinión, lo importante para medir la expansión de la política presupuestaria no es el gasto sino la existencia de superávit. No es muy ortodoxo, pero le permite justificar su posición.