Corbacho, encargado de tratar de recomponer las relaciones con la patronal

Humillante. Muy humillante. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, comparecía en la mañana de este miércoles en un desayuno informativo. Está presente el presidente de la CEOE y el secretario general de USO, pero no los secretarios generales de UGT y CCOO. ¿Razón? Tienen agendas muy complejas. Por lo demás, el ministro sostiene que las relaciones con los sindicatos son de cordialidad desde la independencia del Gobierno. Cuando el ministro tiene que verbalizar que el Gobierno es independiente de los sindicatos, algo no funciona bien.
Por lo demás, el ministro ha tratado de restablecer las relaciones con los empresarios. Díaz Ferrán estaba presente en el desayuno y las buenas palabras han sido la nota característica a pesar de las diferencias mostradas. Corbacho reconoce que la CEOE ha tenido tensiones internas. Un término a mitad de camino entre la comprensión y la mala leche. Porque Corbacho sabe muy bien que si Ferrán se plantó fue por presiones internas de la patronal.
Pero además, Corbacho ha apelado a la negociación, la concertación, a acudir a las mesas de negociación sin posiciones prefijadas y dispuestos a dejarse algo en el camino. Todos, Gobierno, sindicatos y patronal. Buenas palabras. Los desencuentros son más fáciles en épocas de crisis, bla, bla, bla.
Incluso ha planteado algunas reflexiones para mejorar nuestra competitividad, mejorar las condiciones del empleo y acortar el diferencial de desempleo con la UE. No llega a ser una reforma laboral. Es más, sugiere que la palabra le queda grande y por supuesto no fija calendario para recortar la temporalidad, incentivar el contrato a tiempo parcial o mejorar la FP. Pero es un guiño de que algo debemos de hacer en el futuro. Por supuesto, del despido y de las rigideces del sistema de negociación colectiva, ni plantearlo.

El único desencuentro de contenido se ha producido en relación a la rebaja de cotizaciones. Corbacho asegura que no es posible rebajar las cotizaciones en cinco puntos. Díaz Ferrán responde que la fiscalidad sobre el trabajo es cinco puntos superior en España en relación a los países de nuestro entorno y que eso supone una merma de competitividad que dificulta el crecimiento económico y de empleo. En todo caso, Ferrán señala que la posición de la patronal siempre ha sido flexible y aboga por recortar dos o tres puntos.