Sr. Director:
La defensa del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer ha sido un punto central de la Asamblea Plenaria de obispos de Inglaterra y Gales celebrada a finales de abril.


El Gobierno británico quiere equiparar las uniones homosexuales al matrimonio, y ha abierto un período de consultas en la sociedad. Con una excepción, al parecer… Si en el siglo XVII el filósofo John Locke excluía a los católicos del derecho a la libertad de expresión, algunos actúan hoy de idéntica manera. Se acusa a los obispos de injerencia política, a lo que estos responden que es el Gobierno quien se extralimita al arrogarse el poder de redefinir el matrimonio, institución de derecho natural, que además constituye el núcleo mismo de la familia y de la sociedad.

Son argumentos de pura razón, y así lo entienden muchos británicos, católicos o no. Por eso la Iglesia católica es hoy el referente de todos en defensa de la familia, mientras desde otras confesiones llegan voces contradictorias, que confunden el respeto a las personas homosexuales con el significado desvirtuado del matrimonio.

La batalla se anuncia larga y difícil. El llamado matrimonio homosexual es una consecuencia más de la pérdida de conciencia sobre la integridad del matrimonio, convertido en una unión moldeable al gusto del consumidor. Por eso la Iglesia quiere presentar a los jóvenes una pastoral clara y ofrecer una buena preparación al matrimonio.

Jesús D Mez Madrid