Entre caer en manos de la Junta de Andalucía o en las del Banco de España, Cajasur se decidió por el segundo: mala idea. A MAFO, casado con la ultra feminista Inés Alberdi, controlar la caja de ahorros de los curas le produce una hemorragia de placer. Cajasur es accionista caracterizado de COPE y de Popular TV

De atrás hacia adelante se entiende mucho mejor. En la noche del viernes, el Banco de España intervenía Cajasur, otra de las entidades amenazadas por el gobernador-sheriff, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO). El Consejo de la entidad, presidido por un sacerdote, Santiago Gómez Sierra, prefirió caer en manos de MAFO antes de que Braulio Medel, presidente de Unicaja.

A ver si nos entendemos. El histórico cura Miguel Ángel Castillejo, no sabía mucho de cajas de ahorros pero sabía mandar, confiaba en los directivos lacios que llevaban el negocio aunque él lo dirigía- y lo llevaron bastante bien a pesar del acoso miserable de la Junta de Andalucía, presidida por la comecuras e incendia-templos, Magdalena Álvarez, finísima señora conocida con Maleni. Maleni, en su momento consejera de Economía de la Junta de Andalucía, se dedicó a acosar financieramente hablando- a la entidad porque era de los curas (como la mitad del sector cajas, creado por la Iglesia para proteger a los pobres de la usura). Maleni incluso se atrevía a enviar auditores para que encontraran los pufos que los inspectores del Banco de España, pobriños, no podían encontrar. Vamos, que se trataba de fastidiar al Obispado.

Pero Cajasur iba bien, El problema es que el cura Castillejos faltó a la obediencia a su obispo respecto a la caja lo que nunca debe hacer un sacerdote. Su sucesor era más obediente pero menos hábil a la hora de dirigir una entidad. Y así, entre el sabotaje externo y la negligencia interna, pero mucho después de que comenzara la persecución socialista contra las cajas de los curas, Cajasur, en efecto, empezó a sufrir en sus cuentas el acoso. Eso sí, no hagan caso de las pérdidas que se aseguran. Recuerden los 600.000 millones de las antiguas pesetas (3.600 millones de euros) del Banesto de Mario Conde que, en efecto, sí, merecía ser intervenido aunque ahí también operó el deseo de Felipe González de librarse de un enemigo político. Pero, desde luego, se exageró el agujero para vender la intervención pública.

Por tanto, nada de 500 millones de euros, que además, no sería tanto, comparados con los más de 1.500 millones de euros que sepamos- empleados en la Caja Castilla-La Mancha.

Ojo, con una diferencia, mientras la CCM se salvó con dinero del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) Cajasur  será el primer dinero salido del nuevo FROB, es decir, al 7,75% de interés, es decir, un desastre de salvamento. A cambio, el salvador, es decir, el Banco de España, hará y deshará Cajasur a su antojo. Por tres votos, el Consejo decidió que era mejor caer en manos de MAFO que en manos de Griñán, el presidente de la Junta de Andalucía.

¿Buena decisión? No lo creo. MAFO no es ningún ser imparcial. Es un socialista de carné y capitalista radical, progresista donde los haya, casado con  Inés Alberdi, una de las feministas más radicales jefas del lobby feminista de Naciones Unidas, enamorada del aborto forzoso y de las esterilizaciones masivas. Para MAFO, el peor enemigo es la Iglesia y arrebatarle un de las pocas entidades de crédito que les queda representa un triunfo maravilloso. ¿Exageraciones? Nada ocurre porque sí. Piensen en que Cajasur, qué casualidad, es accionista de la cadena COPE y de Popular TV, con Fernando Cruz Conde de representante en el Consejo. Ahora, esa participación está en manos de Mafo: ¡Qué peligro!

Por cierto, con ese fatalismo tan  habitual en la prensa española, la intervención se vende como algo totalmente innecesario. Los pobres de Unicaja, con el socialista Braulio Medel, hicieron todo lo posible para salvar el matrimonio, mentira. Con esa ingenuidad clerical para las cuestiones financieras, se da por hecho que Medel se ha comportado como un caballero. Muy cierto: quiso comerse Cajasur, una entidad de tamaño respetable, despidiendo a 1.000 de los 3.000 trabajadores de la entidad, que luego rebajó a 700. El gobernador, por su parte, partidario de las fusiones interregionales (sobre todo cuando las regiones involucradas están gobernadas por el Partido Popular), se negó a la opción del Obispado de Córdoba, partidario de fusionar Caja sur con Cajamurcia. No, si aquí el más tonto hace relojes.

En cualquier caso, Cajasur no estaba en quiebra, como aseguran hoy todos los telediarios para justificar la vergonzosa intervención. Y, por supuesto, este modo de arrebatar una caja de ahorros a los curas nos saldrá más caro a los españoles.

A la Iglesia creadora de las cajas de ahorros y de su espíritu mutual, ya sólo le queda el Círculo Católico de Burgos. Pero todo sea por la solvencia del sistema financiero. Por cierto, si Cajasur realmente estaba en quiebra, algo que tenía que haber hecho, desde la ortodoxia financiera, era dejarla quebrar, no intervenirla. Dejarla quebrar resulta mucho más barato, se lo aseguro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com