El valor contable de Banca Cívica era de 2.400 millones de euros pero el mercado le ofrecerá 1.500. La 'reforma' financiera o conversión de las cajas de ahorro en bancos choca con la rebaja que imponen los futuros inversores. Ante tanta chapuza, el sector está abocado a la nacionalización. Encima, tendrán que vender sus participaciones industriales. Y Moody's echa leña al fuego

La alabada reforma financiera del Gobierno Zapatero está consiguiendo destrozar y malvender el sector ahorro. El paradigma de ese desastre reflotador es el pionero de las SIP, primer ejecutivo de Cajanavarra, Enrique Goñi, a quien el Banco de España las situaba como el ejemplo a seguir en el proceso forzado de fusiones de cajas de ahorros y su conversión en banca.

Enrique Goñi fusionó Cajanavarra con Cajacanarias y con Cajaburgos. Así creó Banca Cívica, y abrió lujosas sedes en la madrileña Plaza de Colón y en Washington. El gobernador del Banco de España, MAFO, animaba-obligaba a todo el sector a seguir la estela: fusión, conversión en banco y salida a bolsa, para los que se necesitan nuevos inversores, generalmente los fondos buitre anglosajones.

En este sentido, no se pierdan la nota del Banco Pastor, al que Moody's ha situado a la altura de los bonos basura. Asegura el banco gallego que Moody's le ha arreado la bofetada sin analizar su caso de forma individual, simplemente dentro del ensañamiento genérico de las agencias de riesgo con España, cuyo Tesoro público y su sistema bancario tiene muy mala prensa.

Vamos con Banca Cívica. Cuando comenzó el proceso tenía un valor contable de 2.400 millones de euros. Cuando llegó su asesor y previsible socio, Credit Suisse, ya se lo ha rebajado a 1.800 y ha aclarado que el mercado, es decir, los futuros accionistas se lo valorarán entre el 0,4 y el 0,6. Vamos que puede salir a un precio de 900 millones de euros.

Luego llega la fusión con Cajasol, que aporta un valor contable de 1.100 millones de euros, con los correspondientes ajustes contables se queda en menos de 2.800 millones de euros. En definitiva, que el mercado valorará el conjunto de Cívica más Cajasol en 1.440 o, si somos generosos, en 1.680 millones de euros. Esto es lo que le va a ofrecer el mercado cuando sólo Cívica, sin Cajasol, poseía un valor contable de 2.400 millones de euros.

Dicho de otra forma: la suma de las tres cajas que componen Banca Cívica más Cajasol vale entre 800 y 900 millones más que la resultante. Esto es un negocio formidable.

Pero el caso de Cívica no es el único. Las cajas no se están vendiendo, se están malvendiendo, y lo peor es que para lograr que les compren y cotizar en el mercado están reduciendo su obra benéfico-social, es decir, su razón de ser, además de incurrir en gastos innecesarios y, sobre todo, dadas las exigencias de capital impuestas por la vicepresidenta Elena Salado y por el gobernador MAFO, tendrán que vender sus participaciones industriales para cubrir un coeficiente de recursos propios mayor que el de los bancos y que se adelanta al calendario de Basilea III. En definitiva, que no tenía que haberse puesto en marcha ahora mismo, lo que les daría tiempo para que se recupere el mercado inmobiliario, en definitiva, para que pudieran vender suelo y promociones embargadas a los morosos.  

Con esta 'malventa', totalmente innecesaria, el sector, con las excepciones que se quieran, está abocado a la nacionalización, lo que nos costará un buen dinero a todos los españoles. Además, tiene guasa que la famosa reforma se haya hecho en nombre de la despolitización y acaben siendo nacionalizadas, es decir, hiperpolitizadas.

La joya financiera española, las cajas de ahorros, se están malvendiendo a mitad de precio, pero el culpable es el propio Gobierno español, así como los cajeros, deseoso de convertirse en banqueros para cobrar más, especialmente mediante el mecanismo de las 'stock options'. Un detalle: el mencionado Enrique Goñi, tiene, entre Pamplona y Madrid, ocho secretarias. En la sede de Colón, más de 100 personas se hacinan en la planta tercera, mientras el despacho de Goñi ocupa toda la planta octava. Se supone que para ahorrar costes.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com