El ex vicepresidente del Gobierno y anterior director del FMI llega pronto a trabajar a Caja Madrid. No ha nombrado director general por lo que cubre ambos cargos. Tres meses al frente de la institución y ahora ya conoce casi todos los entresijos. Su principal preocupación es detener la mora, que ha conseguido estabilizar; la segunda, cambiar todo el negocio y reducir plantilla y red.
En otras palabras, según el dictamen del propio equipo directivo de la Caja, sobran 2.000 empleados, casi el 10% del total, y sobra el 10% de las sucursales. Recurrir a las prejubilaciones resulta peligroso, no sólo por lo caras, sino porque suelen acogerse a las condiciones de salida planteadas por la reducción los más válidos, aquellos que tienen planes fuera de la caja.
La mejor forma de reducir plantilla, previo acuerdo con los sindicatos -no olvidemos que las centrales está en el Consejo de Administración- es una fusión. Ahora bien, Rato se ha topado con los valores regionales de su propio partido, el PP. Así, el gallego Núñez Feijóo le arrebató la posible absorción de Caixa Galicia mientras la CAM alicantina está dispuesta a unirse a Caja Murcia antes que ser absorbida por Caja Madrid.
Rato confiesa a sus próximos que los políticos paralizan cualquier opción.
Hablando de normativa, Rato, con el apoyo de Isidro Fainé en Caixa, de Braulio Medel desde Unicaja, intenta que cambie la de las cuotas participativas: ahora se permite emitir hasta el 50% de los recursos propios, mientras que el nuevo equipo directivo de la CECA pretende que se permita hasta el 100 por 100 y cotizar en bolsa. En el caso de Caja Madrid, esta segunda hipótesis superaría los 13.000 millones de euros. Lo malo es que las cuotas participativas no dejan de constituir el paso previo para la conversión en bolsa.
Al mismo tiempo, Rato está dispuesto a venderlo todo: sus participaciones industriales y bancarias. El problema es que es difícil.
Toda Cibeles está en venta así como las participaciones situadas fuera, por ejemplo en la Corporación Financiera. Incluso la gestión de activos es función que se puede subcontratar.
Respecto a industrias, hablamos del 23% de Iberia (muy difícil en plena fusión), del 20 de Indra, del 10% de NH, y del 15% de MAPFRE. Todos ellos tienen dificultades también MAPFRE, porque el pacto entre ambas entidades lo impide y la aseguradora tendría que ceder.
También está en venta el City National Bank of Florida, entidad que Miguel Blesa compró inmediatamente antes de la crisis y que le ha salido a Caja Madrid por 1.000 millones de dólares y que ahora no se vendería ni por 100. Lo mismo ocurre con la hipotecaria mexicana Mi Casita. Vamos, que lo único que funciona bien es la aventura internacional de Miguel Blesa, es el banco cubano, a pachas con los hermanos Castro.
Por cierto, se retrasan los fichajes pero Rato está dispuesto a seguir con el equipo, eso sí, remodelado. Ahora mismo el Comité de Dirección lo componen las dos piezas claves del equipo rector de Caja Madrid, Ildefonso Sánchez Barcoj (Medios) y Matías Amat (Negocio), Carlos Martínez (Cibeles), Jesús Rodrigo (secretario del Consejo), Ramón Martínez (antes en Riesgos -el hombre que más apostó y provocó pérdidas- perdió en actividades de banca especulativa, ahora responsable de auditoría), Carmen Contreras (OBS), Ramón Spottorno (puesto por la Casa Real para la Fundación, que se jubila).
Pieza clave de la remodelación: sin duda, el más que probable hecho de que Barcoj se haga con el negocio comercial en detrimento de Amat.
En resumen, Rato tiene abiertos todos los frentes. Y todo tiene que encarrilase antes del 30 de junio: primero, porque se termina el FROB; segundo, porque es el plazo que se ha dado para conformar su equipo definitivo y, tercero, porque para esa fecha conocerá el perímetro de Caja Madrid (en pocas palabras, si se absorbe a otras cajas o continúa en solitario).
Eulogio López
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