Increíble pero cierto: González intenta, a través de la Comisión de Control, retrasar los plazos, con la esperanza de que Rato se canse. O eso, o que el nuevo presidente le nombre director general de la entidad. El hombre de Aguirre sabe que Juan Costa, propuesto por Rato no es aceptado por Rajoy. Mientras, el PSOE insiste en una Vicepresidencia, lo que dificulta el acuerdo que busca Fernández Norniella

No, esta vez no tiene nada que ver Miguel Blesa ni el PSOE, ni Comisiones Obreras. Una vez más el lío se lo ha montado el propio Partido Popular, él solito, con esa capacidad de los peperos madrileños -sean aguirristas o gallardonistas- para ejercer de termitas de sí mismos. ¿Se acuerdan de los elogios del vicepresidente madrileño, Ignacio González, a Rodrigo Rato como presidente de Caja Madrid. Pues considérenlo una actuación de cara a la galería. No, lo cierto es que Ignacio González no ha arrojado la toalla y ha utilizado el órgano de la Caja que mejor controla, la Comisión de Control, para que retrase lo más posible el proceso de renovación de órganos -algo que, bien llevado, nos puede llevar hasta septiembre, no es broma-. De esa manera, Rato, que ha exigido celeridad, podría arrojar la toalla  así como su amigo -amigo de Rato, no de González- y consejero en la Caja, José Manuel Fernández Norniella, fracasar en su intento de crear una mayoría amplia que respalde la gestión de Rato. Eso sí, vía su periódico favorito, El Mundo, edición del martes 24, el aguirrista acusaba a Gallardón de ser quien dinamitaba el proceso.

Y conste que el vicepresidente madrileño juega a dos vías: si Rato no arroja la toalla se conformará con que el nombre director general. Sabe González que Costa es una chulería de Rato, un trágala para Rajoy y que Génova se opone a ese nombramiento con uñas y dientes. Ahora bien, en mi opinión, González pondera fatal: porque si es cierto que Rajoy no desea premiar a Costa tampoco desea premiarle a él.

En el entretanto, Miguel Blesa disfruta de su interinidad permanente. Respecto al pacto entre PP, PSOE e IU, el asunto avanza pero no está cerrado. La razón es que, como ya hemos informado, el PSOE exige una Vicepresidencia. Ahora mismo, los Estatutos permiten dos: una está asignada al PP, otra a IU. Se pueden ampliar a 3 ciertamente, pero habría que hacer modificaciones normativas. Se puede expulsar a IU y CCOO pero todos sabemos cuántos ama la izquierda los cargos públicos o parapúblicos, especialmente si son en banca. Antes morir por la revolución que perder el asiento financiero.

Eulogio López  

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