Transformadas en sociedades anónimas, naturalmente. El negocio de la conversión de las cajas en bancos se llaman stock options. De esta forma, Rodrigo Rato e Isidro Fainé abandonan toda idea de fusión. Todo de acuerdo: las dos grandes, el Gobierno, el Banco de España y el PP. Y la guinda: venta masiva de las participaciones industriales del sector

No, Caja Madrid y Caixa no se fusionan. Es mucho más eficaz el plan que propone el nuevo presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato: las dos grandes le harían un favor al Gobierno absorbiendo a todas las medianas y pequeñas, hasta que las actuales 45 cajas de ahorros queden convertidas en 10, o menos.

Las cuentas son éstas. El sector bancario español vale -en Bolsa- 140.000 millones de euros. De ello, habría que restar unos 50.000 millones del coste de sus inversiones exteriores. ¿Qué sería del Santander sin sus participadas brasileñas o del BBVA sin Bancomer? El asunto se nos queda en 90.000 millones de euros, pero es que los cálculos más modestos del balance de las cajas de ahorros suponen más de 80.000 millones. Con una ventaja: las cajas de ahorros no son de nadie y ahora mismo, tienen muy mala prensa. Conclusión, el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, ha descubierto que desde el sector financiero se puede seguir haciendo política e incluso volviendo a la política.  

Naturalmente, las absorciones o fusiones son una excusa (como ya se ha demostrado en los casos de las fusiones virtuales de Caja Navarra o Cajastur).

Y esto es lo bueno, porque el camino a recorrer permite que todos los equipos directivos -tanto consejeros como ejecutivos- del sector ahorro ganen mucho dinero. Por ejemplo, pagando, como hacen las grandes empresas, en opciones sobre acciones, stock options que pueden hacerse sobre cuotas participativas sin esperar al cambio de naturaleza jurídica.

En cualquier caso, recordemos que en los consejos de las cajas de ahorros figuran representantes políticos de comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos, empresariales, sindicatos, entidades sociales representativas y hasta medios informativos. No es casualidad que el sindicato CCOO, antaño de ideario comunista, apoye ahora la privatización de las cajas. Al parecer, comisionista viene de Comisiones.

A todos ellos, pueden unirle la caterva de bancos de inversión, consultores, auditores, despachos de abogados, siempre dispuestos a encontrar un nuevo negocio y la conversión de las cajas en bancos lo es.

La privatización de las cajas va a resultar un verdadero chollo para muchos, y encima, primero de la crisis financiera, en buena parte se pagará con dinero público del FROB (el del Fondo de Garantía de Depósitos ya se ha empleado, todo él, en Caja Castilla-La Mancha). Todo sea por la modernización de las vetustas cajas de ahorros.

Y luego está el chollo ulterior: en nombre del saneamiento de las entidades, el Banco de España exigirá la venta de las participaciones industriales, otro chollo para intermediarios y comisionistas, que, además, convertirá a España en un páramo industrial. El gobernador MAFO tiene una oportunidad única con las nuevas exigencias de capital propio, que exige una reconversión de todo el sistema bancario -y de todo el sector seguros- a nivel internacional. ¿Es necesario esas nuevas exigencias e incremento de recursos propios? Por supuesto que no. Es una excusa para concentrar la propiedad en menos manos. De siempre, lo que ha preocupado a los banqueros no es el coeficiente de recursos propios sino la morosidad.  

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com