Los trabajadores del centro de RTVE en Barcelona, San Cugat, boicotearon la emisión del programa Mira quien baila, por lo que la dirección de la tele pública se vio obligada a emitir una gala anterior. Los trabajadores querían que los presentadores de este concurso de baile aparecieran ante las cámaras con pegatinas en protesta por la reconversión que prepara el Gobierno Zapatero, y que superarán los 4.000 despidos (contando todo tipo de trabajadores llamados a buscar empleo en otros lares), entre bajas incentivadas y prejubilaciones. La Dirección lo calificó de chantaje y se negó a ello.

Como es habitual, y llamativo, en una empresa que despide a más del 40% de su plantilla y que tiene una deuda acumulada que supera los 7.000 millones de euros, Mira quién baila no es una producción propia, sino de una productora privada (Gestmusic), que le cobra a RTVE la nada desdeñable cantidad de 425.000 euros.

Y es que la TV basura, o simplemente frívola, resulta mucho más cara que la TV, digamos normal.