Juan Miguel Villar Mir es el presidente y propietario del Grupo OHL, en el que se integran Fertiberia y Ferroatlántica.

Mientras otras constructoras atravesaban su año más negro, él ha conseguido incrementar su beneficio en un 25% y crece todos los años al 20%. Ha solucionado el gran problema de las empresas familiares, y ya todo el mundo sabe que le sucederá a su hijo, Juan Villar Mir de Fuentes, cuando él abandone que, como Emilio Botín o Isidro Álvarez será cuando se muera.

Pero Villar Mir ha hecho algo más: hace tres años decidió que todos sus consejeros no cobrarían sino 750.000 euros, es decir que cada uno sale por 60.000 euros al año y él por 80.000. Es decir, es el presidente que menos cobra de todo el sector constructor.

Se me dirá que, como propietario, cobra un pastón vía dividendo pero eso no me preocupa. Que cobre lo que quiera que para eso el negocio es suyo. Como ejecutivo es otra cosa. Además, otros pares, como José María y Juancho Entrecanales, que también  son propietarios, cobraron en 2010 como ejecutivos, además del dividendo, más de 3 millones de euros... y obtuvieron peores resultados que OHL.

Hablé con Villar Mir y me comentó que él es partidario de que sean los accionistas quienes decidan cuánto cobran los consejeros. Decidir es mucho más que ser informados. Eso sería lo lógico.

Y luego queda el último paso: que, además de decidir los accionistas cuánto cobran sus representantes en el Consejo también decidieran cuánto cobra la primera línea ejecutiva. ¿Es que no son los propietarios?

En cualquier caso, mis felicitaciones a Villar Mir por su austeridad. Él, concretamente, no cobra esos 60.000 sino 85.000, pero es que es presidente ejecutivo. En cualquier caso, cobra 100 veces menos, por ejemplo, que el presidente del BBVA, Francisco González, y que el consejero delegado del Santander, Alfredo Sáenz. Y 60 veces menos que Antonio Brufau, Ignacio Galán o César Alierta. Insisto: es para felicitarle.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com