Bruselas exige a España que liberalice el sector energético en dos meses y que aplique todas las directivas europeas. La cosa tiene guasa, porque esa misma Bruselas que exige a España (uno de los países más avanzados en el proceso del liberalización energética) que se desarme, permite a Francia que, no sólo no liberalice absolutamente nada, sino que mantenga a EDF, el gigante nuclear y energético europeo, como empresa pública, al servicio del Estado y muy agresiva a la hora de expandirse por Europa.