Repsol YFP se queda en Bolivia, mientras Botín abandona. La revolución Morales llega con las principales petroleras mundiales presentes en el país: Total, BP y Exxon, Petrobrás y Repsol. El populismo indigenista avanza en Iberoamérica

Evo Morales el líder indigenista boliviano, ha superado el 50% de los votos en las presidenciales de aquel país, frente al candidato conservador Jorge Quiroga. El Ejército ya ha declarado que aceptará la victoria electoral, pero el primer líder empresarial que se ha apresurado a felicitar al ganador ha sido el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, pues la compañía española (hispano-argentina, para ser exactos) tiene fuertes intereses en Bolivia, el país más pobre de Iberoamérica, asentado sobre un campo de gas no explotado ni aprovechado para mejorar la economía de la población.

Muy distinta fue la actitud del otro líder empresarial español que espera en aquel país, que vendió la entidad bancaria más importante de Bolivia, el Banco Santa Cruz, a precio de saldo, 48 horas antes del triunfo de Morales, partidario de nacionalizar tanto la banca como toda la riquezas del país.

De hecho, en Bolivia asistimos al choque entre un líder de izquierdas, adscrito al nuevo indigenismo populista pan-hispano, que pretende liderar el caudillo venezolano Hugo Chávez y las grandes petroleras del mundo. En Bolivia operan Exxon probablemente la que más problemas puede encontrarse en aquel país dado que el indigenismo considera a Washington su peor enemigo-, la francesa Total, la británica BP, la brasileña Petrobrás y la española Repsol YPF.

LA situación en el país puede resumirse en pocas palabras con las siguientes cifras de Repsol YPF. EN dos años, Repsol ha invertido 1.000 millones de dólares, de los que 700 son impuestos sobre todo regalías- pagados al Gobierno boliviano. Los 300 restantes han producido un beneficio de 150 millones de dólares en esos dos años. En otras palabras, si no fuera por los impuestos, el negocio será redondo; con ellos, con esos 700 millones, ya no lo son tanto. Pues bien, las protestas que lideró el sindicalista Evo Morales contra las petroleras extranjeras acusaban al Gobierno de La Paz de entregar la riqueza nacional a los extranjeros. En otras palabras, que en todo caso los impuestos subirán, no bajarán. A pesar de ello, y mientras Botín ordenaba la retirada apresurada, Brufau ha decidido que Repsol se queda e incluso ya se ha apresurado a felicitar a Evo Morales. Por el momento, Brufau ha conseguido mantener buenas relaciones con Chávez, Lula, Kirchner e incluso el régimen de Fidel Castro, e incluso ha defendido la política energética de alguno de esos líderes, como es el caso de Chávez.

La cotización de Repsol YPF bajaba en la Bolsa de Madrid al conocerse con seguridad que Morales sería el nuevo presidente. Aunque el negocio del gas en Bolivia puede resultar interesante, hay que recordar que durante los nueve primeros meses del año Repsol obtuvo 2.584 millones de beneficio neto. No obstante, las posibilidades de Bolivia como abastecedor de gas a todo el continente (el plan inicial de Repsol consistía en abastecer desde Bolivia a México y Estados Unidos) no parece posible ahora. Morales no quiere a Estados Unidos donde mejor se vende el gas y a más alto precio- ni tan siquiera como cliente.

Va a resultar un experimento interesante.