• Ante el vencimiento del crédito de Sacyr, la petrolera compra a la constructora un 10% de sus propias acciones.
  • Para eso, mejor hubiera sido comprar Sacyr, toda entera.
  • Ahora, la esperanza estriba en que la acción de Repsol suba en breve plazo.
  • Sacyr salva el embargo con un pésimo negocio: compró a 27 euros y vende a 21.
  • Y encima, su endeudamiento relativo sube: ahora tendrá que pagar intereses al 3,5%.
  • Al final, los chinos no aceptaban ni prima ni prisas y los bancos no aceptaron prórrogas.
  • Eso sí, el pacto con PEMEX se rompe y del Rivero abandona el Consejo de Repsol.

Al final no pudo ser. Los chinos de Sinopec y CIC no aceptaban ni las prisas de Sacyr ni pagar una prima por la compra. Y los bancos acreedores, especialmente duros, no aceptaban una prórroga ni un crédito puente. Tampoco les bastaba con la palabra de Manuel Manrique de que tenía compradores disponibles. Exigían la venta inmediata o el embargo de las acciones de Repsol, que es buena mercancía.

Y claro, fue entonces cuando Antonio Brufau, presidente de Repsol, tomó la iniciativa y se lanzó a la piscina: él mismo adquiriría a Sacyr sus propias acciones, nada menos que hasta un 10% del capital, otro tanto de autocartera, a sabiendas de que esta adquisición compromete toda la estructura societaria de la compañía. La única solución ahora es que la acción de Repsol suba en breve plazo y se pueda obtener una plusvalía... aunque es cierto que Repsol ha comprado, no sólo con prima, sino con contra-prima, es decir, con descuento sobre el precio de mercado. Habrá que pensar qué piensan otros accionistas como La Caixa o la propia Pemex, que, como a todo accionista, no le gusta que su participación se deprecie por el efecto autocartera.

La verdad es que Brufau se ha visto obligado a tomar esta medida porque la alternativa era que Sacyr entrara en concurso de acreedores o en un embargo y, además, que no aprovechara la posibilidad de romper con la mexicana PEMEX, cosa que, al fin, se ha logrado. Y, de postre, consigue que el inasequible al desaliento, Luis del Rivero, abandone el Consejo de Repsol, por aquello de que no tienes derecho a la misma presencia en el máximo órgano de administración si posees el 20% que si posees el 10%. Pero el riesgo asumido por Brufau es muy alto.

Por su parte, la constructora ha emitido un comunicado propio de Alicia en el País de las Maravillas. Vende a 21 lo que compró a 27, perderá presencia en su inversión más segura y encima se endeuda, en términos relativos, más, al elevar el interés a pagar desde el 1,2 al 3,5%: ¡Menudo negocio, Manrique!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com