El pasado mes de febrero, el prestigioso ingeniero de Caminos Manuel

Melis Maynar envió a sus amigos un correo electrónico titulado Yo  acuso. En dicha comunicación electrónica criticaba la  actitud invasora de los ingenieros de Minas en las obras subterráneas  de carácter civil. Criticaba un desarrollo reglamentario que les daba  paso a la capacidad inspectora y una reciente sentencia del Tribunal  Supremo en la que declaraba nula de pleno derecho una orden ministerial de Fomento de 1998 en la que abría la posibilidad a que la labor inspectora fuera realizada por las direcciones generales de Minas de las distintas CCAA o por las respectivas direcciones generales de infraestructuras.

Su acusación ha sentado muy mal entre los ingenieros de Minas. Defienden su profesión y el actual marco regulatorio. Pero además, se han puesto en contacto con el Colegio de Ingenieros de Caminos para buscar una desautorización del discurso de Melis que han conseguido. El colegio se ha desvinculado de las acusaciones de su colegiado. Pero hay más: Minas ha movido ficha para que el nombramiento del caminero  Melis como miembro del Instituto de Ingenieros de España en  representación de los ingenieros de Caminos sea congelada. Y es que los calentones nunca salen gratis. Que se lo digan a Maragall.