El Gobierno Zapatero prosigue con su política de no injerencia. Gabriel Galdón utilizó un diario madrileño para vender una presunta oposición del Gobierno a la oferta de sus competidores. La industria española se ha convertido en el principal objetivo de los fondos de capital riesgo, mientras el banco de España exige a las cajas de ahorros que se alejen de la industria

Nunca el tejido industrial español se encuentra en una de las mayores encrucijadas de su historia. El motivo es la invasión de fondos de capital riesgo, es decir, de carácter claramente especulativo, que han vivido en España la era de los bonos-basura, aunque por otras técnicas: ahora se les llama capital-riesgo.

Los dos grandes bancos, BBVA y SCH, han encontrado en la postura del Banco de España, y del actual, Jaime Caruana, un excelente terreno para deshacerse de todas sus participadas industriales. El papel del Banco de España es clave, porque, sabedor de que los bancos ya están vendiendo sus participaciones industriales, hace hincapié ahora en las cajas de ahorros, las únicas entidades financieras que están invirtiendo de forma permanente en empresas estratégicas. La verdad es que hoy, en España, sólo invierten las cajas de ahorros, es decir, una serie de entidades que no son sociedades anónimas.

En el Santander, Emilio Botín ya ha marcado la hoja de ruta: primero venderá AUNA, luego Cepsa, finalmente Fenosa. El cántabro quiere irse de vacaciones en agosto con AUNA vendida, en su totalidad o por trozos. Como mucho, el acuerdo en julio para cerrarse en septiembre.

Inmediatamente enajenaría Cepsa, que quedaría en manos de los franceses de Total (no se vende a especuladores porque los galos de Total poseen más del 45% del capital y sí quieren Cepsa). Finalmente, el Santander vendería la eléctrica a Fenosa, la última del lote, entre otras cosas porque es acciona tanto de AUNA como de Cepsa.

Por cierto, en el caso de FENOSA existe la opción de vender las cajas de ahorros que forman parte de su capital, pero n interesan más los fondos, porque pagan más, aunque lo hagan para reducir la empresa a cenizas y revenderla pasados tres años. Ni siquiera a Botín le gusta ENEL: prefiere a los operadores financieros.

El salto cualitativo de Botín desde la venta de Dragados y Vallerhermoso hasta la colocación de las tres perlas de la corona es llamativ la constructora Dragados se vendió a la constructora ACS, alguien del negocio, que continuó con ella. La inmobiliaria Vallerhermoso revendió a la constructora e inmobiliaria Sacyr, que continuó con ella. Sin embargo, la careta ya ha caíd ahora se venden telecos o eléctricas a quien nada sabe de bits o kilowatios. Para ser exactos a quien nada quiere saber.

Mientras tanto, el Gobierno español mantiene su postura de no injerencia, curioso tancredismo que significa que las tesis del Aznarismo, las peores tesis, se han impuesto en el Gobierno Zapatero: España está condenada a ser un país de pymes

Y, por encima de todo, la picaresca. El presidente de ONO, Eugenio Galdón, que trabaja para el Santander pero depende fondos especulativos, ha filtrado a un diario madrileño que el ministro de Industria, José Montilla, estaba preocupado por el hecho de que AUNA, dos licencias concedidas por el Estado español, fuera procesada por dar pelotazos y cayera en manos de quien no tiene el menor interés en cablear España. De entrada, hay que decir que la noticia es falsa: Industria sigue callando como un muerto cuando debería hablar.

En AUNA, las tres opciones (dos y media, dado que Eugenio Galdón, presidente de ONO, pretende dividir AUNA en telefonía fija, que se la quedaría él, y telefonía móvil, que se la quedarían otros fondos de capital-riesgo) que han aprendido hasta ahora tienen el mismo pelaje: fondos de inversión. Ahora bien, Galdón no puede hablar porque el mismo ONO está en manos de fondos de inversión canadienses y norteamericanos. Además, Galdón no quiere la telefonía móvil, sino desmembrar AUNA. Al final, todo ha sido una maniobra para poner en jaque la mejor opción desde un punto de visa estrictamente pecuniario. Para los actuales accionistas de AUNA: el fondo norteamericano KKR, que ofrece los 12.500 millones de euros solicitados es la mejor opción, mucho mejor que la de Galdón. Filtra Galdón que el Gobierno está muy preocupado porque no percibe plan industrial entre las ofertas, pero, por ahora no lo manifiesta. Y, desde luego, no existe plan industrial para una tecnología clave para España, como es la fibra óptica.