Pero el más cabreado con el banquero cántabro es el felipismo. La petición de Botín para que Moncloa no convoque elecciones anticipadas rompe la gran patronal española. En el BBVA aseguran que el indulto de Sáenz sale muy caro. Todos los presidentes se mantuvieron en el discurso económico (menos Estado y despido libre) y ahora acusan a cuatro de los presentes de politizar la reunión

Empecemos por el final. Tras la cumbre empresarial monclovita del pasado sábado, el presiente del Banco Santander, Emilio Botín, y el de la constructora OHL, Juan Miguel Villar Mir, se pusieron en contacto con el Partido Popular para disculparse por su apoyo a la política económica del Gobierno. Emilio Botín, en el centro de todas las críticas por pedir a Zapatero que agotara la legislatura, tuvo que aclarar, según el partido conservador, su postura. Según esas mismas fuentes, Villar Mir también se disculpó, aunque nada dicen de que los otros dos patronos presentes que se manifestaron en la misma línea: el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino y el de Endesa, Borja Prado.

En el BBVA no dejan de repetir que el indulto a Alfredo Sáenz le va a salir muy caro a Botín, pero los más enfadados son los propios socialistas o mejor dicho, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el felipismo. No sólo porque don Alfredo quiera ser presidente del Gobierno ya mismo -cada vez más difícil- sino porque desea ser el candadito del PSOE por aclamación sin necesidad de primarias y cuanto antes. El apoyo de un banquero no es el mejor marchamo para un socialista, sobre todo si se hace público.

Y todo ello ha originado una especie de guerra civil entre los grandes empresarios, capitaneados por el presidente del BBVA, Francisco González, quienes critican que Botín se haya metido en política. El principal problema de las comunicaciones consiste en que la forma se imponga al fondo. El fondo de la reunión de Moncloa, sábado 25, reunión mantenida entre Zapatero con una cuarentena de grandes empresarios (porque eran cuarenta, no piensen mal) fueron las peticiones de los grandes empresarios a Zapatero: la llamada reforma laboral dos (es decir, despido libre, perdón, subjetivo) y la llamada reforma institucional (es decir, menos Estado y menos impuestos).

Sin embargo, la forma es la que ha primado en los titulares. La cosa se produce cuando Emilio Botín, secundado por otros tres de los presentes, pide a Zapatero que se olvide de convocar elecciones y se dedique a las reformas, algo que. Como digo, ha sentado mal en el Partido Popular, pero también en el PSOE, tan deseoso de mantenerse en el poder como de arramblar con ZP. ¿Qué hace un banquero tomando partido? Especialmente Botín, especialmente en el momento presente, cuando el Santander acaba de pedir a ese presidente al que aplaude el indulto para el consejero delegado Alfredo Sáenz, condenado en el caso Olabarría Delclaux. Sus adversarios no están dejando pasar la oportunidad.

Botín debería tener cuidado porque puede perder el liderazgo institucional de la gran empresa española. Su colega y adversario del BBVA, el mencionado FG, aliado del PP, está dispuesto a recoger el testigo de la representatividad empresarial española. Y no hay que olvidar lo que el diario Expansión contaba el pasado fin de semana: La primogénita de don Emilio Botín ha contratado a George Bridges, responsable de imagen de David Cameron, para el Santander Reino Unido, es decir, para ella misma.

Eulogio López

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