Es una manera de reconocer la responsabilidad de Banif y evitar el aluvión de querellas. Sin embargo, considerando que los títulos ya estaban en caída libre, los afectados podrían perder entre un 25 y un 50% de sus ahorros, dependiendo del producto. Encima, tendrán que pagar a Hacienda por una plusvalía ficticia. En las oficinas de Banif tienen órdenes del Santander: dicen a sus clientes que negociarán bono por bono. Botín se resiste a cerrar Banif a pesar de ser una marca que ha quedado dañada. La decisión también afecta a Bankinter, pues su consejero delegado Jaime Echegoyen, asegura que sus clientes sabían perfectamente lo que compraban

Las sucursales de Banif ya tienen órdenes concretas de la dirección del Santander. Desde el jueves 23 están diciendo a sus clientes afectado por los bonos Lehman (más de 5.000, por el momento) que están dispuestos a estudiar caso a caso bono a bono. Ahora bien, lo que en la práctica están diciendo es que asumirían la cotización de los bonos antes del cierre. Es decir, hablamos de unas pérdidas de entre el 25 y el 50%. Y, por si fuera poco, tendrían que pagar a Hacienda esta plusvalía ficticia.

De cualquier forma, ya hay un cambio: el Santander, por primera vez, reconoce que se equivocó, que no informó a sus clientes sobre el riesgo real que asumían, que es la clave de todo el conflicto. Hasta que el problema no saltó a la prensa (Hispanidad encabezó la denuncia) el banquero cántabro se hizo el sueco, pero ahora ha tenido que reaccionar para evitar el aluvión de querellas que se le venía encima.     

De entrada, los afectados ya han comenzado a responder (ver foro): no están por la labor, les parece una tomadura de pelo. Lo normal es que continúen preparando las querellas contra Banif.

Ésta es una de las claves de futuro, por cuanto Botín sigue barajando la posibilidad de cerrar Banif como marca, como le aconsejan muchos de sus subordinados, por el desprestigio, quizás irrecuperable, en el que ha incurrido.   

Lo que sería una mala noticia para Bankinter, Citi y otros más (son, junto a Banif, los tres más importantes repartidores de bonos con garantía Lehman) porque ellos no son filial de nadie: no pueden cerrar.

Especialmente significativo fue el caso de Jaime Echegoyen, consejero delegado de Bankinter, pues según él, los clientes sabían lo que estaban comprando. En definitiva, Emilio Botín es una rata: reconoce el error pero se niega a pagar. Su hermano Jaime, por el momento, ni lo reconoce.