El especulativo fondo CVC dinamita el tejido industrial español. El diario Expansión, presidido por su cuñado, se convierte en el instrumento de negocios de Emilio Botín. El Gobierno Zapatero cede una y otra vez ante el banquero cántabro.

Empecemos por el final. El Santander Central Hispano (SCH), principal banco del país, ha remitido a la CNMV, mañana del lunes 21, un comunicado en el que afirma que no está negociando la venta de su paquete de control en la eléctrica Unión Fenosa, un 22,5% del capital, a un fondo de capital riesgo y conocido en España, que responde a las siglas CVC.

La presunta operación había sido filtrada a la prensa, especialmente al diario Expansión, el pasado viernes. El miércoles, el mismo diario había publicado que AUNA Cable y ONO, los dos grandes operadores de cable, se fusionaban, algo que desconocía hasta el propio presidente de AUNA, Salazar-Simpson, quien, justamente semanas atrás, había lanzado la operación inversa: AUNA se comía a ONO; ahora era ONO quien se comía a AUNA. El accionista de referencia de ambos es... el SCH.

Jaime Castellanos, presidente de Recoletos, editora de Expansión, es cuñado de Emilio Botín y su sobrina predilecta es la presidenta de Banesto, Ana Patricia Botín, además de sus otras muchas funciones. El director general de Expansión, Jesús Martínez Vázquez, tiene el encargo de Castellanos de cuidar los intereses de Botín en el diario económico más vendido de España. Precisamente, cuando Castellanos se encuentra en una OPA para hacerse con el control de Recoletos, expulsando a los accionistas minoritarios a bajo precio. Operación, además, financiada por el Banesto de su sobrina Ana Patricia. No le vienen mal, no, este tipo de exclusivas.

Dos exclusivas con un mismo protagonista al fondo, el SCH, y ambas posteriormente negadas por ese protagonista ante las autoridades. Primera pregunta: ¿Existen las dos operaciones? Sí, existen. Es más, el protagonista en ambas es el fondo CVC, que merece comentario aparte.

Con Fenosa, Botín ha seguido la misma táctica de siempre: la empleada con la constructora Dragados, que no se iba a vender, con la constructora Vallehermoso, que no se iba a vender, con Cepsa, que no se iba a vender. Varía la metodología según haya un interesado en la operación o no, y según cuál es el contenido de la oferta, pero nada más.

El SCH puede comunicar a la CNMV que no hay negociación alguna con CVC sobre Unión Fenosa. Por supuesto, que no la hay. No es necesario. Sin embargo, CVC hasta señala a Pedro Mielgo, como el futuro presidente de Fenosa. El resultado es que durante la siguiente sesión bursátil  el valor se disparó. Botín ni tan siquiera quiere escuchar la posibilidad de que Fenosa se quede en manos españolas. Porque si bien es cierto que el Santander posee el 22,5% del capital, tres entidades financieras gallegas (Caixa Galicia, Caixa Nova y Banco Pastor) poseen casi un 11% de Fenosa. Ahora bien, la capitalización de la eléctrica es de 7.000 millones de euros. Si Botín no da facilidades a estas entidades, le resultarían muy difícil asumir el control. Y no olvidemos que de Fenosa depende buena parte del futuro energético español.

CVC es un fondo de capital riesgo, nacido del seno de Citigroup. Son veteranos en España. En su día le compraron Dorna a Banesto y también intermedian en los derechos del mundial de motociclismo. Y hoy en día, el City es su financiador, porque CVC siempre funciona con dinero ajeno, en el terreno de la pura  intermediación especulativa, y  con ansias de dar pelotazos. Sus operadores en España son Javier de Jaime y Joaquín Pereira, que no tienen ningún problema en destrozar todo el tejido industrial español. CVC fue, qué casualidad, el mismo fondo que, meses atrás, lanzó una oferta por AUNA, que fue considerada por el Santander. CVC es el mismo fondo que adquirió a Iberdrola su red de transporte de electricidad, para revenderlo luego a Red Eléctrica de España (REE). El destinatario final de la tercera eléctrica española podría ser la italiana ENEL. Seguro que a alguno de las cabezas pensantes del grupo Botín se les ha ocurrido ya el trueque: el Gobierno Berlusconi ofrecería la BNL a BBVA a cambio de Fenosa para la eléctrica italiana.

Naturalmente, alguien no perdió ripio. Por ejemplo, los títulos de Unión Fenosa subían a primera hora del lunes por encima del 9%, señal de que el mercado sí se cree la operación que Botín niega, entre otras cosas porque, tanto en el caso AUNA como en el caso Fenosa, todos saben que Botín quiere vender, y poco le importa que sean empresas estratégicas y que el Gobierno quiera que determinadas empresa estratégicas se queden en manos españolas. Quizás por ello, lo mejor es venderlo a un especulador, que a su vez se lo hará llegar a un tercero. Así, el Gobierno tiene menos argumentos. Es igual: Zapatero ha cedido ya demasiadas veces ante Botín. Especialmente cuando retiro del caso de las cesiones de crédito al Abogado del Estado. A partir de ahí todo viene rodado.

En definitiva, a través de CVC y otros fondos de inversión llamados de capital riesgo se está corroyendo el tejido industrial español. En el caso de AUNA, por troceo de una empresa de telecomunicaciones que debería mantenerse como grupo integrado, pero Botín considera que gana más vendiendo por partes. En el caso de Fenosa, a través de un intermediario bursátil. Por cierto, la deuda conjunta que mantiene el SCH con AUNA y Fenosa roza los 6.000 millones de euros, casi un billón de las antiguas pesetas. Así que lo que está haciendo ahora es muy sencillo : calentar una operación a través de la prensa y con un fondo especulador como intermediario.

Ya lo dijo don Emilio, en su última comparecencia con los medios periodísticos: hay que acabar con el nacionalismo económico.