Mientras, FG insiste en llamar a las puertas de HSBC con poco éxito. En el PSOE hay quienes piensan que la remodelación bancaria debe dejarse para la próxima legislatura.

Emilio Botín es el banquero más próximo al Gobierno Zapatero, pero eso no es una novedad porque siempre ha sido el banquero más próximo de cualquier Gobierno. Ahora está empeñado en comerse al Bilbao Vizcaya Argentaria y sabe que cuenta con el apoyo entusiasta del Gobierno Zapatero que ya en la segunda parte de la legislatura no ha conseguido echar a Francisco González (FG). Es más, Botín ya tiene planteados los distintos escenarios en materia antimonopolio y las ventas de activos que se vería obligado a realizar en el caso que la operación pudiera realizarse. No sólo se habla de Banesto sino de la propia red de oficinas de BBVA. En principio, y con la única excepción de México, los hombres de Botín consideran que en ningún otro país se daría abuso de posición dominante.

Botín cuenta con el apoyo del Banco de España y, en concreto, con el nuevo gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. No están tan claras las cosas en el seno del Gobierno puesto que aunque en el equipo económico consideran que la opción es viable, los estrategas del PSOE, y en especial José Blanco, preferirían dejar la reconversión bancaria y empresarial para la segunda legislatura de Zapatero.

Mientras, Francisco González, muy consciente de la amenaza, insiste en una fusión internacional que le asegure la supervivencia, si no del banco, la suya propia. Lo que ocurre es que la opción del HSBC no encuentra eco en la dirección del banco británico. Consideran que FG pide demasiado. De hecho, el banquero español pide dos cosas: retirarse como co-presidente de la entidad resultante en el plazo de dos años y una sobrevaloración  del BBVA que haga imposible cualquier reticencia por parte del Gobierno español o del Banco de España.